NUEVA YORK, 30 Ene. (EUROPA PRESS/Emilio López Romero) -
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, mostró este jueves su indignación por los miles de millones de dólares que recibieron el año pasado los ejecutivos de Wall Street en concepto de 'bonus', mientras esas empresas "se tambaleaban" a un paso del colapso y los contribuyentes tenían que pagar con sus impuestos los 700.000 millones de dólares que costó el plan de rescate.
"Es una gran irresponsabilidad. La gente puede entender que estamos en el hoyo, pero no le gusta que los que hicieron que este agujero sea tan profundo sigan por el mismo camino", afirmó Obama a los periodistas tras reunirse con su secretario del Tesoro, Timothy Geithner, con quien habló sobre el informe del fiscal de cuentas del estado de Nueva York, Thomas DiNapoli.
Para el presidente estadounidense éste "no es el mejor momento" para las retribuciones voluntarias o bonificaciones, y menos teniendo en cuenta los resultado obtenidos por esas instituciones financieras en el último año, una de las cuales se fue a la bancarrota y otras dos terminaron siendo adquiridas por la competencia.
"Este no es momento para bonus, y ese es el mensaje que quiero hacerles llegar", añadió Obama, quien insistió en que los datos revelados por el fiscal de cuentas demuestran una "gran irresponsabilidad" por parte de Wall Street. "Es la misma cantidad que se dieron en 2004, pero ahora se tambaleaban y pedían ayuda para evitar que todo el sistema colapsara", añadió.
El informe de DiNapoli revela que los empleados de Wall Street recibieron el año pasado un total de 18.400 millones de dólares (casi 14.100 millones de euros) en concepto de 'bonus', un 44 por ciento menos que las percibidas en 2007, lo cual supuso para el estado de Nueva York dejar de percibir 1.000 millones de dólares en concepto de impuestos y otros 275 millones para la ciudad de Nueva York.
UNA MEDIA DE 112.000 DOLARES
El fiscal de cuentas también precisó que desde octubre de 2007 a diciembre de 2008 un total de 19.200 ejecutivos perdieron su puesto de trabajo en Wall Street, donde en la actualidad trabajan 168.600 personas que el año pasado recibieron una media de 112.000 dólares en concepto de retribuciones variables.
DiNapoli reconoció que el plan de rescate de Wall Street aprobado por la Casa Blanca ayudó a varias instituciones a evitar la bancarrota, aunque decenas de miles de personas perdieron sus empleos, tras lo cual aseguró que es "dolorosamente obvio" que 2009 probablemente también será otro "año difícil" para el sector financiero.
A principios de año siete de las grandes instituciones financieras del país tenían sus sedes centrales en el 'downtown' de la ciudad de Nueva York, mientras que en la actualidad dos de esos bancos han sido comprados por sus competidores, uno se fue a la bancarrota y otros dos acabaron convirtiéndose en banca comercial.
"TRANSPARENCIA Y RESPONSABILIDAD"
El programa de alivio de activos problemáticos, conocido como TARP por sus siglas en inglés, impone restricciones a los bonus que pueden percibir los altos ejecutivos de Wall Street, algunos de los cuales incluso renunciaron voluntariamente a ellos, pero no recoge ningún tipo de limitación a las empresas para remunerar a sus empleados medios con retribuciones variables.
El fiscal recordó que miles de millones de dólares se han invertido para estabilizar a las instituciones financieras y hay nuevos planes para ayudar al sistema bancario, por lo que hace falta una "mayor transparencia y responsabilidad" en el uso de esos fondos. "Cada centavo cuenta y los contribuyentes tienen derecho a saber si su dinero se usa para comprar jets, pagar dividendos o bonus", indicó.
El plan de rescate fue diseñado por Henry Paulson, secretario del Tesoro de la Administración Bush, y contó con el apoyo de los entonces candidatos Barack Obama y John McCain, pero desde un primer momento fue rechazado mayoritariamente por la población, que no veía con buenos ojos que gran parte de sus impuestos fueran a parar a manos de los bancos de Wall Street.
A la impopularidad del plan no han ayudado noticias como el plan de uno de los bancos de comprar un nuevo jet de 50 millones de dólares, proyecto que canceló tras recibir una llamada de la Casa Blanca, o el ejecutivo de otra compañía que gastó 1,2 millones de dólares en la decoración de su despacho, que finalmente perdió su trabajo y se comprometió a devolver el dinero.
Los 350.000 millones de dólares correspondientes a la segunda parte de ese plan fueron aprobados recientemente por el Congreso, después de que Obama y su equipo de asesores económicos criticaran abiertamente la falta de control al uso que se dio a los primeros 350.000 millones de dólares, y se comprometieran a emplearos en frenar la ola de embargos hipotecarios.