GINEBRA 9 Mar. (Reuters/EP) -
Un investigador de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha advertido este lunes de que el Tribunal Penal Internacional (TPI) "es competente" para juzgar los secuestros de extranjeros, sobre todo japoneses, por parte de Corea del Norte hace décadas.
El TPI "es competente para perseguir a los responsables", ha dicho Marzuki Darusman, un investigador independiente, en un informe presentado ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, con sede en Ginebra.
Darusman ha esbozado una estrategia internacional para presionar al Gobierno de Kim Jong Un para que aclare de una vez por todas el destino de los extranjeros secuestrados en territorio norcoreano.
"El objetivo es arrojar luz sobre todos los casos de secuestros y desapariciones forzadas supuestamente cometidos por agentes norcoreanos", ha explicado.
El ex líder norcoreano Kim Jong Il admitió en 2002 ante el entonces primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, que su Gobierno secuestró a 13 ciudadanos nipones en los años 70 y 80 para que enseñasen a espías la lengua y la cultura japonesas.
En aquel momento, Pyongyang devolvió a cinco de los secuestrados y dijo que los otros ocho habían fallecido, pero Tokio insiste en que el total de personas japonesas secuestradas asciende a 17 y que algunas siguen con vida en Corea del Norte.
Las familias de los japoneses secuestrados solicitaron en 2013 a Naciones Unidas que creara un comité especial para investigar estos casos, así como las violaciones de Derechos Humanos en Corea del Norte.
CONTACTOS
Los gobiernos de Japón y Corea del Norte tienen previsto reanudar este mes las conversaciones sobre la investigación del secuestro de ciudadanos nipones en el régimen comunista, según ha informado 'Nikkei'.
A finales de febrero se produjeron encuentros informales entre las autoridades de ambos países en China y acordaron mantener una reunión sobre la investigación a finales de marzo o principios de abril, de acuerdo con este diario japonés.
Si las conversaciones finalmente tienen lugar, sería el primer contacto oficial desde que Japón enviase una misión diplomática a Pyongyang en octubre, en un movimiento que acabó con la decepción de Tokio al descubrir que Corea del Norte no tenía información nueva.