GINEBRA, 9 Mar. (Reuters/EP) -
La enviada especial de la ONU para los Derechos Humanos en Birmania Yanghee Lee ha advertido de que el país se encamina hacia el conflicto debido al retroceso del Gobierno para proteger libertades y derechos y por el incremento de "las hostilidades, el miedo y la desconfianza".
Así, Lee ha asegurado no haber percibido "una mejora" para los desplazados de la etnia rohingya desde su visita el pasado mes de julio, cuando investigó las denuncias de maltrato contra la minoría por parte de la mayoría budista en el estado de Rajine, en el oeste del país.
Lee ha descrito las "pésimas condiciones" en las que viven la minoría de fe musulmana en unos campos de refugiados en las que son retenidos en régimen de apartheid, un sistema que las autoridades defienden como medida para garantizar "la seguridad de los propios rohingya".
"Mucha gente declara que tienen dos opciones: quedarse y morir o huir en barca", asegura el informe que Lee ha confeccionado para el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU. Así, la enviada ha apuntado al "efecto dominó" que están causando las violaciones de los Derechos Humanos en la región y ha advertido del contrabando y el tráfico de personas hacia Tailandia o Malasia.
Durante la elaboración del informe, se ha revocado el derecho a voto de los rohingya, que no podrán votar en el referéndum sobre las enmiendas a la Constitución redactada por los militares. Una decisión a la que ha hecho referencia Lee en su informe: "el Gobierno debería centrarse en empoderar a la población, incluyendo a la juventud y a las mujeres, para asegurar que una nueva generación pueda crear un país próspero y pueda revertir la actual situación de violencia y odio".
La enviada ha advertido de una "creciente atmósfera de miedo, hostilidad y desconfianza", especialmente durante su última visita en enero, cuando fue insultada públicamente por un relevante monje budista.
Los miembros de la etnia rohingya, la mayoría apátridas, viven en condiciones similares al apartheid en Rajine. Como muestra de la discriminación que sufren, el Gobierno está llevando a cabo un polémico proceso de verificación de ciudadanía para crear una lista en la que se identifique a los rohingyas como bengalíes, ya que, según el discurso oficial, los rohingya no son considerados birmanos sino inmigrantes indocumentados procedentes de Bangladesh.