GINEBRA 1 Oct. (Reuters/EP) -
La tortura y la brutalidad de las cárceles libias se ha incrementado notablemente dos años después de la caída de Muamar Gadafi, según ha indicado un informe de Naciones Unidas publicado este martes.
"La tortura y los malos tratos en Libia suponen una preocupación constante y generalizada en muchos de los centros de detención", ha denunciado en un informe la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas y la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (UNSMIL).
Alrededor de 8.000 personas están en la cárcel sin juicio por ser sospechosas de haber luchado a favor de Gafadi, mientras que un incontable número de ciudadanos han sido detenidos por milicias independientes de forma clandestina y en condiciones primitivas.
La UNSMIL ha registrado 27 casos de muerte en detenciones, la mayor parte causadas sin duda por torturas, desde que Gadafi fuese capturado y asesinado. Al menos once de las muertes han tenido lugar durante este año y todas han sucedido en prisiones controladas por las milicias.
El informe ha señalado que el Gobierno libio declaró su compromiso para poner fin a las torturas y garantizar el trabajo adecuado del sistema de justicia penal del país y ha elogiado la aprobación de una ley que establece la tortura como delito. Sin embargo, ambas instituciones de Naciones Unidas han expresado su temor de que si no se llevan acabo acciones firmes "se corre el peligro de que la tortura se institucionalice en la nueva Libia".
Muchos de los arrestos se producen de manera arbitraria y están motivados por causas personales o de ajustes de cuentas tribales. El informe ha detallado los casos de hombres, algunos detenidos a rastras en su camino hacia el trabajo o sus casas sin ninguna explicación por parte de los milicianos. También ha relatado cómo algunos han sido golpeados y violados con botellas o balas grandes y abandonados sin comida en cárceles en condiciones infrahumanas.
El informe ha resaltado que en las cárceles controladas por el Gobierno y dirigidas por policías o funcionarios, en las que el personal de Naciones Unidas ha sido autorizado a visitarlas, las condiciones y el trato a los detenidos es mejor que en aquellas controladas por las milicias, a las que han tenido un menor acceso.