El presidente es el "pegamento" que aglutina el complejo sistema de gobierno que ha creado en estos 18 años
Los rusos ven en él a un "zar benévolo" capaz de garantizar la estabilidad y la grandeza del país
MADRID, 13 Mar. (EUROPA PRESS) -
En Rusia todo gira en torno a la figura de Vladimir Putin desde que este accedió a la Presidencia en el año 2000 y todo apunta a que seguirá siendo así no solo después de las elecciones de este domingo, sino también más allá del que será su cuarto mandato como presidente, según coinciden los expertos.
En estos 18 años, el antiguo agente de KGB ha creado un sistema particular de gobierno, integrado inicialmente por personas de su confianza y a los que conocía de su periodo en los servicios de Inteligencia y luego como alcalde de San Petersburgo, a los que en los últimos tiempos ha ido incorporando a más tecnócratas que se han ganado su reconocimiento.
El objetivo de este sistema, difícil de desentrañar y entender desde fuera de Rusia, es su propia preservación en el tiempo. Por ello, es lógico pensar que Putin "seguirá en el poder todo lo posible", sostiene Anton Barbashin, analista y director de Intersection, que ha participado este miércoles en una jornada sobre el nuevo mandato de Putin organizado por CIDOB, The Jamestown Foundation y Friedrich Ebert Foundation.
Así, se muestra convencido de que buscará su reelección en 2024 y puede que incluso en 2030. "Es más una cosa biológica", mientras se vea "capaz físicamente" de gobernar. "Todo el sistema es Putin, él es el pegamento que une todo", incide.
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El periodista y editor de Agentura.ru Andrei Soldatov tampoco descarta esta opción y que Putin proceda a enmendar la Constitución para suprimir el límite de mandatos presidenciales. "En los últimos años, Putin se ha presentado cada vez más como el garante de la estabilidad del país, todo recae en él, todo depende de él", explica a Europa Press. "Probablemente piense que tiene que seguir haciendo su papel y salvando a Rusia en cualquier capacidad", añade.
Para Nicolás de Pedro, investigador del CIDOB, el escenario de una enmienda de la Constitución no parece el "más probable" viendo la trayectoria pasada de Putin, pero tampoco es "descartable" teniendo en cuenta que la "opacidad" de cómo funciona el Kremlin lo convierte también en "impredecible".
Asimismo, el paso dado por China, en donde el Parlamento ha aprobado hace unos días la supresión del límite de mandatos para permitir que el presidente Xi Jinping pueda seguir en el cargo más allá de 2023, podría ser un "elemento de inspiración para otros", incluido Putin, añade De Pedro.
RESPALDO MASIVO
Las elecciones de este domingo son pues un mero trámite en el que no cabe esperar ninguna sorpresa, más allá del respaldo final que obtenga Putin y que los sondeos sitúan por encima del 60 por ciento. Pero, ¿a qué obedece este respaldo masivo que los rusos siguen dando a su presidente?
Para De Pedro es clave el "control total y efectivo de los medios de comunicación" que mantiene Putin, lo que "deja poco espacio para la pluralidad política" y ayuda a construir su imagen que es más de "una especie de zar que es benévolo y positivo para los rusos" que un presidente electo.
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En cierta medida, añade Barbashin, se puede decir que Putin goza del respaldo del grueso de la sociedad rusa, ya que además de aquellos cuyo salario depende del Estado hay que tener en cuenta que "el 75 por ciento de la economía está controlada por el Estado". "Hay un gran número de personas que literalmente dependen de Putin y su Gobierno", señala a Europa Press.
Para otros, parece estar fresco el que en la historia de Rusia "cada revolución, cada gran cambio ha venido acompañado de un buen puñado de efectos negativos" y por ello prefieren seguir con el sistema actual a un cambio drástico que no necesariamente les garantiza que "vayan a estar mejor" de lo que ahora están.
Por otra parte, según el analista del CIDOB, Putin ha sabido aprovechar para movilizar a la ciudadanía "la idea de la grandeza como potencia de Rusia". "Esta idea moviliza a una parte muy importante de la sociedad rusa y Putin lo ha sabido interpretar y utilizar", subraya De Pedro, que reconoce que "es un elemento que claramente en Europa Occidental no funcionaría o es más difícil de entender pero que en Rusia claramente ayuda".
La anexión de Crimea, el papel más asertivo de Rusia en los últimos años en política exterior, sobre todo en Oriente Próximo, y su distanciamiento de Estados Unidos y la Unión Europea han potenciado un sentimiento de orgullo patrio entre los rusos, promovido desde la elite gobernante que, según Arkady Moshes, experto del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales (FIIA), considera que al país "se le ha tratado de forma injusta" desde el fin de la Guerra Fría y quieren cambiar las reglas del juego con Occidente.
PRESIDENTE DE UN PAÍS EN GUERRA
Hoy por hoy, incide Moshes, "la legitimidad de Putin está basada en que está dirigiendo un país en guerra" con Occidente, igual que en el inicio de su mandato era apoyado porque "representaba el presidente de la esperanza y posteriormente porque era el presidente del desarrollo económico". Un desarrollo económico facilitado por el auge de los precios del petróleo en los primeros años de este siglo y que ahora está en declive.
Por todo ello, afirma por su parte Barbashin, no tiene sentido por ahora hablar de quién podría sucederle, entre otras cosas porque "Putin no ha dado ningún indicio por ahora que quiera tener un sucesor". "Mientras entienda que sigue siendo capaz de mantener la situación no lo necesita", insiste el experto ruso.
El hecho de que haya adelantado que Dimitri Medvedev seguirá como primer ministro en su nuevo mandato lanza un mensaje claro a los rusos de que "nada cambia" por ahora. "Si nombrara a otro primer ministro, todo el mundo asumiría que va a ser el sucesor y Putin aún sigue siendo quien controla todo", añade.
Una opinión que comparte Andrei Kolesnikov, responsable de política interior rusa en el Carnegie Moscow Center. "Cuanto más tiempo permanezca en el poder, más difícil será salir", escribe en un reciente artículo, subrayando que el "complicado sistema" de gobierno ruso es su "proyecto personal".
"Abandonar el barco conjuraría el peligro: incluso si elige a su sucesor, podría seguir el caos. Su propia vida podría estar incluso en peligro. Como resultado de ello, es improbable que Putin comience a modernizar el país en serio", vaticina Kolesnikov, que además incide en que el principal problema del presidente es que no parece tener a alguien que pueda sucederle.
En este sentido, el experto del Carnegie Center compara la situación actual en Rusia con "los últimos años del régimen de Franco en España". "Al igual que el Caudillo, Putin está haciendo la transición de ser el padre de la nación a su abuelo" pero al contrario que éste no tiene un rey Juan Carlos con el que realizar dicha transición.
En todo caso, cuando llegue el momento y Putin designe a su sucesor, a menos que cambie mucho el panorama en la escena política de aquí a entonces, este gozará con el respaldo masivo de los rusos. Para demostrar la lealtad de los rusos hacia Putin los sociólogos del Centro Levada, el principal instituto demoscópico privado de Rusia se inventaron un candidato ficticio a la Presidencia llamado Andrei Semenov, que supuestamente gozaba del respaldo del actual inquilino del Kremlin.
Los resultados de la encuesta fueron cuanto menos sorprendentes: el 18 por ciento expresaron su apoyo a Semenov, de los que el 15 por ciento reconocieron que nunca habían oído hablar de él antes, mientras que el 11 por ciento dijeron que habían oído que Putin apoyaba a Semenov como candidato.