PEKÍN, 5 Mar. (Reuters/EP) -
El jefe del Partido Comunista de China (PCCh) en la provincia de Yunan, Qin Guangrong, ha asegurado este miércoles que los responsables del ataque cometido este sábado en la estación de trenes de Kunming, que se saldó con 29 muertos y 130 heridos, estaban intentando abandonar el país para librar una guerra santa, según han informado los medios locales.
Los ocho atacantes "querían, originalmente, participar en la 'yihad'", ha asegurado Qin. "No pudieron salir del país por Yunan, así que buscaron otro lugar y se fueron a la provincia de Guangdong, pero tampoco pudieron dejar el país. Entonces, volvieron a Yunan", ha añadido.
Una vez de vuelta en la provincia, los responsables se dirigieron al condado de Honghe, en la frontera con Vietnam, donde supuestamente planearon librar una guerra santa en caso de que no pudieran abandonar el país.
Qin ha afirmado además que las autoridades han detenido a "algunas personas" que habían estado en contacto con los ocho responsables del ataque del fin de semana, aunque no ha dado más detalles.
La Policía china anunció el lunes la detención de tres personas presuntamente implicadas en el ataque. El Ministerio de Seguridad Pública del Gobierno informó de que en el mismo habían participado ocho personas.
Aunque la investigación aún está en marcha, las autoridades locales señalado a la comunidad uigur, que persigue la independencia de la región autónoma de Xinjiang, también conocía como Turkestán Oriental, de mayoría musulmana, situada en el noroeste del país.
En el pasado se han dado casos de uigures que han huido al sureste de Asia en busca de asilo. En 2009, el Gobierno de Camboya ordenó la deportación de una veintena de uigures a China, lo que le supuso una oleada de críticas por parte de los defensores de los Derechos Humanos.
¿LIBERTADES GARANTIZADAS?
Muchos miembros de la comunidad uigur han manifestado su descontento ante las restricciones impuestas por el Gobierno chino a su cultura y su religión, aunque Pekín sostiene que existen amplias garantías a sus libertades. En este sentido, las autoridades chinas han acusado a la comunidad de estar vinculada con grupos extranjeros, aunque muchos activistas y expertos sostienen que no existen pruebas de ello.
Por su parte, Qin ha afirmado que "hay que aprender la lección" después del ataque", que ha tenido lugar a cientos de kilómetros de Xinjiang en una provincia conocida por la "belleza de sus paisajes y por sus armónicas relaciones con las minorías étnicas".
"Nuestro conocimiento acerca del terrorismo no ha sido suficiente y no nos imaginábamos que un acto terrorista pudiera tener lugar aquí", ha añadido.