Reuters
Actualizado: lunes, 29 junio 2009 0:15

MADRID, 28 Jun. (EUROPA PRESS) -

El presidente hondureño Manuel Zelaya ha sido detenido este domingo por las Fuerzas Armadas y posteriormente deportado a Costa Rica como parte de lo que Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y la Organización de Estados Americanos (OEA) han considerado un golpe de Estado en firme que culmina días de tensión en el país centroamericano por la decisión del presidente de convocar un plebiscito sobre la reforma de la Constitución.

El referéndum, defendido por Zelaya como una mera "encuesta sin valor vinculante", contaba con la franca oposición del Poder Judicial hondureño así como de algunos miembros de su propio partido Liberal, que temen que el presidente solicite la modificación de la Carta Magna para renovar su mandato más allá del 27 de enero de 2010, algo que el presidente hondureño siempre ha negado.

Mientras Zelaya recibe el respaldo unánime de la comunidad internacional que se ha pronunciado al respecto, el Congreso hondureño, señalado por Zelaya como 'mano en la sombra' de la situación actual, se prepara para sustituir a Zelaya en el poder.

El teórico elegido para sustituir al presidente en su cargo es presidente del Congreso, Roberto Micheletti, que habría sido nombrado ya presidente interino del país, según informaron fuentes legislativas a la cadena internacional Telesur, y cuya juramento público está a la espera se formalicen los últimos trámites necesarios.

De igual modo, fuentes del Congreso hondureño han desmentido que se trate de un "golpe de estado", según la vicepresidenta del Congreso, Marcia Villeda, quien lamentaba el agotamiento de "todas las vías de diálogo" que habrían impedido que la crisis estallara como lo hizo esta mañana de junio.

ENTRADA "A TIROS"

Los episodios de crispación política en Honduras sobre el plebiscito culminaron a las 06.00 h. --hora local--. Siguiendo órdenes del Tribunal Supremo de Honduras, cerca de 200 soldados se presentaban en el palacio presidencial de Tegucigalpa para arrestar a Zelaya, que fue trasladado posteriormente a Costa Rica en su avión presidencial que despegó de una base aérea de la capital hondureña.

A continuación, el Ejército comenzaba a retirar el material electoral de diversos municipios de Honduras mientras empezaban registrarse algunos enfrentamientos de baja intensidad entre prozelayistas y militares y Policía. No se tiene constancia de víctimas o heridos, pero el país ahora mismo se encuentra afectado por intermitentes cortes energéticos, según el canal Noticias 24, lo que complica, que no imposibilita, la recepción de noticias del interior.

Nada más llegar Zelaya a Costa Rica, aparecía la primera reacción internacional del presidente venezolano y aliado político de Zelaya, Hugo Chávez, que calificaba la detención de Zelaya como de "golpe de Estado troglodita". Paralelamente, la Organización de Estados Americanos convocaba una reunión de emergencia de su Consejo Permanente para estudiar la situación.

LLEGADA DE ZELAYA A COSTA RICA

El presidente Zelaya llegaba deportado en avión presidencial a Costa Rica a las pocas horas de su detención, vestido todavía con ropa de dormir. En sus primeros comentarios, Zelaya se reafirmaba en su condición de "presidente de Honduras legítimamente electo" y llamaba al pueblo hondureño a realizar actos de "desobediencia civil pacífica" contra un "gobierno usurpador" dominado por "élites voraces".

Zelaya describió su detención como "un secuestro brutal" con cierta violencia, acusando a las fuerzas militares de "entrar a tiros en la residencia presidencial" como parte de un "complot" contra su persona.

"La cúpula militar me ha amenazado, secuestrado, entraron con bayoneta calada a mi residencia", declaró Zelaya, que no precisó nombres de los responsables de esa "conspiración", pero sí que aseguró que "las empresas privadas y la élite voraz" se encuentran detrás de su arresto, como "las empresas eléctricas, que se prestan al golpe de estado".

Zelaya llamó a "la no violencia" para responder al golpe. "Hay formas de desobediencia civil, llamo a todos aquellos que defiendan la democracia a que se manifiesten pacíficamente en todas partes", indicó el presidente a la cadena multinacional Telesur, con sede en Venezuela.

De igual modo, el presidente hondureño pidió "restituir el orden y el sistema de derecho en el país", para restaurar "el estado que se está ultrajando, los derechos civiles, sociales, políticos están siendo afectados" por "un gobierno usurpador que no puede ser reconocido absolutamente por nadie".

APOYO INTERNACIONAL, CONFUSIÓN EN EL CONGRESO

Mientras Zelaya se encontraba en Costa Rica defendiendo a capa y espada su legitimidad presidencial, los miembros de la OEA declaraban su apoyo incondicional al expulsado presidente hondureño. A ese apoyo se sumaba progresivamente el de la Unión Europea --España, entre ellos, a través de la firme condena del presidente José Luis Rodríguez Zapatero y los principales grupos parlamentarios, así como del Congreso de los Diputados-- y del presidente estadounidense Barack Obama y la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton. El mensaje común: la restauración inmediata del orden constitucional en el país centroamericano.

Así, Obama solicitó a los "actores políticos y sociales" de Honduras a respetar las normas democráticas y la norma legal en el país centroamericano, e instó a que se resuelvan "pacíficamente" cualquier tensión o disputa. La UE condenó el "golpe de estado" perpetrado como "una violación inaceptable del orden constitucional en Honduras", declaró el ministro de Exteriores checo y actual presidente de turno de la UE, Jan Kohout.

Dentro de Honduras, la situación era radicalmente distinta: la ministra de Exteriores hondureña, Patricia Rodas, era también detenida por las fuerzas militares, el Tribunal Supremo asumía la responsabilidad de autorizar la detención de Zelaya "en defensa del imperio de la Constitución" y la Comisión Electoral anunciaba que mantenía para el próximo 29 de noviembre la fecha de las próximas elecciones generales.

A ultima hora de la tarde de este domingo, el Congreso hondureño hacía pública una presunta carta de Zelaya en la que anunciaba su renuncia "irrevocable" a la presidencia por "problemas insuperables de salud y para sanar las heridas del ambiente político", por lo que automáticamente el presidente del Congreso, Roberto Micheletti, asumiría la Presidencia de facto.

Zelaya desmintió categóricamente que haya escrito esa carta, y argumentó que la misiva "sirve únicamente para demostrar que detrás de este golpe militar, se esconde una conspiración política".

Fuentes del Congreso hondureño están estudiando la validez de la presunta carta de Zelaya, leída en voz alta en la Cámara. La vicepresidenta del Congreso hondureño, Marcia Villeda, se negó a hablar de "golpe de estado" y empleó el término "transición de poder" en virtud de la "violación cometida por Zelaya al convocar el plebiscito" y no declaró sobre la presunta violencia de la detención de Zelaya al no estar presente en el arresto.

"Lamentamos la valoración que se ha hecho de algunos medios, nos resultó muy difícil declarar porque toda esta situación nos ha cogido por sorpresa. Lo que sí es cierto es que se agotaron todas las vías de diálogo", declaró Villeda.

En un comunicado adicional, el Tribunal Supremo autorizó este domingo la detención del presidente Zelaya en defensa del "imperio de la Constitución", argumentando en un comunicado oficial que la decisión fue adoptada frente a "la desobediencia del Poder Ejecutivo de suspender toda actividad relacionada con la consulta" de reforma constitucional propuesta por el dirigente hondureño y considerada ilegal por la judicatura.