MOGADISCIO, 20 Jul. (Reuters/EP) -
Hombres armados pertenecientes al grupo insurgente somalí Al Shabab saquearon hoy otro centro de Naciones Unidas, esta vez en el suroeste del país, sólo horas después de que hicieran lo mismo en unas instalaciones del centro.
El primer asalto tuvo lugar en la ciudad de Baidoa, ciudad que fue utilizada como sede del Parlamento antes de que fuera tomada por los rebeldes, mientras que el segundo se produjo en la localidad de Wajid, en la región de Bakool, según informó el personal que trabaja allí.
"Se han llevado tres coches de la ONU del complejo, pero no han hecho daño a ningún miembro del personal extranjero", señaló un representante en Baidoa, que pidió permanecer en el anonimato debido a la sensibilidad de la situación. En Wajid, empleados del centro indicaron que los rebeldes también se llevaron vehículos y otro tipo de material.
Al Shabab ordenó hoy en un comunicado el cese de todas las actividades de varias ONG y tres organismos de la ONU. "A 20 de julio de 2009, un número de ONG y agencias extranjeras que actualmente operan en Somalia serán cerradas completamente y consideradas enemigas del Islam y los musulmanes", explica el texto.
Las agencias de la ONU afectadas por esta advertencia del grupo islamista son el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD), el Departamento de Seguridad y Protección y la Oficina Política para Somalia.
"Nos han ordenado que salgamos del complejo e inmediatamente empezaron a saquear la propiedad de todas las agencias de la ONU. El saqueo continúa y el complejo sigue bajo su control", explicó a Reuters un guardia de Baidoa.
Al Shabab manifestó además en su comunicado que las otras ONG y agencias extranjeras que operan en Somalia deben contactar con su administración en la zona y serán informados de las condiciones que tendrá a partir de ahora su trabajo, así como de las restricciones.
El grupo islamista controla gran parte del sur de Somalia y algunas zonas de la capital, Mogadiscio. El grupo no reconoce el Gobierno del jeque Sharif Ahmed, que ha sido respaldada por Naciones Unidas tras el proceso de paz de este año en el vecino Yibuti.