PARÍS, 13 Dic. (Reuters/EP) -
El Gobierno francés tiene sobre la mesa un informe con fórmulas para potenciar la integración de los inmigrantes que, en aras del reconocimiento de la "dimensión árabe-oriental" gala, recomienda permitir que los alumnos musulmanes puedan acudir con velo a los colegios e institutos y potenciar la enseñanza del árabe.
El informe, elaborado por un grupo de expertos a petición del primer ministro, Jean-Marc Ayrault, será discutido en enero por el Gobierno, aunque el jefe del Gobierno ya se ha distanciado de las recomendaciones. "Sólo por el hecho de recibirlo, un informe no se convierte en ley", ha subrayado este viernes Ayrault.
El equipo encabezado por el funcionario Thierry Tuot propone, entre otras cuestiones, permitir el velo en los centros educativos, promover la enseñanza del árabe y las lenguas africanas, cambiar el nombre de plazas y calles, reescribir el currículum histórico francés, crear un día en honor de las culturas inmigrantes, elevar a delito el "odio racial", prohibir a medios y autoridades que identifiquen a las personas por su nacionalidad.
Francia cuenta con alrededor de un 5 por ciento de población musulmana, en su mayoría con orígenes en las antiguas colonias del norte de África, pero mantiene una tradición de estricta laicidad.
Ayrault ya ha advertido que el Gobierno no retirará el veto al velo islámico en los colegios ni permitirá que se introduzcan símbolos religiosos, si bien ha defendido la necesidad de revisar un "modelo de integración" actualmente "roto".
El informe fue publicado el mes pasado en la página web del Gobierno pero su contenido no ha trascendido hasta el jueves, a raíz de una información del periódico 'Le Figaro'.
El líder de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), Jean François Copé, ha acusado al Gobierno de actuar por intereses electorales al intentar hacer del "multiculturalismo" un "nuevo modelo" para el país. Copé ha lamentado que el Ejecutivo no inste a los inmigrantes a "adoptar la cultura francesa" en lugar de dar pasos para que el país "abandone su propia cultura, lenguaje, historia e identidad".
La líder del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, ha ido más allá y ha calificado las recomendaciones como "una declaración de guerra contra el pueblo francés".