LONDRES, 15 Jul. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno del primer ministro británico, David Cameron, presentará este miércoles una nueva ley de sindicatos que impondrá importantes limitaciones a la acción sindical y permitirá a los empleadores contratar a contrapiquetes y estrangulará el flujo de fondos del sindicato al Partido Laborista, el rival político de Cameron.
En esta norma impulsada por el ministro de Negocios e Innovación, Sajid Javid, las huelgas solo se podrán convocar mediante una votación sindical en la que más del 50 por ciento de los trabajadores votan a favor y un 40 por ciento declara su apoyo a la acción sindical.
Según ejemplifica el diario británico 'The Guardian', en un caso de que se convoque una huelga entre 100 profesores, esta solo será de acuerdo a la ley si al menos 50 trabajadores votan y 40 respaldan los paros. Estos requisitos serán necesario en sectores considerados clave para la economía británica como la sanidad, la educación, el transporte, la seguridad fronteriza y el sector energético.
Este plan, cuyos críticos consideran la mayor campaña contra los derechos sindicales en los últimos 30 años, ha cosechado feroces críticas por parte de la oposición que considera que "coloca los intereses de los 'tories' antes de los del país", tal y como ha señalado Yvette Cooper, candidata favorita a liderar los laboristas, quien ha calificado la ley de "ataque asqueroso contra los sindicatos".
"Lo mejor es que los 'tories' reclaman ser el partido de la gente trabajadora (...) esto realmente es un ataque asqueroso contra las organizaciones que apoyan a los trabajadores a progresar", ha afirmado Cooper, cuyo padre fue un importante líder sindical.
La candidata ha apuntado a que la mejor forma de evitar la acción industrial es que empresas y sindicatos cooperen para alcanzar compromisos laborales, "en lugar de eso, la legislación sitúa a los trabajadores contra los empresarios y va a dificultar las negociaciones".
Por su parte, el secretario de Estado de Formación, Nick Boles, ha justificado la ley asegurando que trata de "hacer un balance razonable" y preserva el derecho de la gente a "acudir a su trabajo a tiempo", en clara referencia a la huelga de 24 horas del metro de Londres que tuvo lugar la semana pasada.
Boles ha reivindicado el "derecho absoluto y correcto" de los trabajadores para convocar paros y ha recordado que la mayoría de las grandes huelgas convocadas en Reino Unido en los últimos años completarían los requisitos impuestos por la nueva normativa, incluía la de la semana pasada en el transporte de la capital británica.