El tribunal ratifica la sentencia de muerte contra el líder de Hermanos Musulmanes

EL CAIRO, 11 Abr. (EUROPA PRESS) -

El Tribunal Penal de Giza, en El Cairo, ha ratificado este sábado, tras recibir confirmación del gran muftí Ibrahim Abdel Karim Allam, el principal intérprete de la ley islámica del país, la sentencia de muerte promulgada el pasado 16 de marzo contra el líder de Hermanos Musulmanes, Mohamed Badie, y otros 13 integrantes de la cúpula de la ilegalizada organización, por incitar a la violencia.

En concreto, se les acusa de crear una "sala de operaciones" para coordinar las movilizaciones contra el golpe de Estado militar de julio de 2013. Entre los condenados están Badie, Omar Malek o Saad el Hoseini. También están condenados a muerte 'in absentia' el antiguo portavoz de Hermanos Musulmanes Mahmud Ghozlan y el dirigente islamista Saad Emara, informa la agencia de noticias oficial egipcia, MENA. Badie ha sido condenado a muerte por otros dos casos, uno de ellos anulado en apelación y otro rechazado por el gran muftí.

Además, se responsabilizaba a los acusados de animar a la población de todo el país a salir a las calles y extender el caos tras el desalojo del campamento de protesta en la mezquita cairota de Rabaa al Adawiya, en el que murieron cientos de manifestantes. El campamento se instaló para protestar contra el golpe de Estado militar del 3 de julio de 2013 contra el presidente Mursi, islamista y el primero elegido democráticamente de la historia del país.

Otros 37 acusados han sido condenados a cadena perpetua, incluido Mohamed Soltan, un ciudadano egipcio-estadounidense que lleva en huelga de hambre desde el 26 de enero de 2014. Soltan es hijo de uno de los hombres fuertes de Hermanos Musulmanes, el empresario Saad el Shater. Fuentes de la familia han alertado de un deterior alarmante de la salud de Soltan, con varios ataques al corazón y pérdidas recurrentes del conocimiento.

Las sentencias todavía pueden ser apeladas ante la más alta instancia civil del país, el Tribunal de Casación. La posición del gran muftí no era vinculante, aunque sí necesaria para que el tribunal emita un veredicto final y la defensa pueda presentar recursos.