BRUSELAS 3 Sep. (EUROPA PRESS) -
El eurodiputado de UPyD, Fernando Maura, ha defendido este miércoles "condicionar" el acuerdo de Diálogo Político y Cooperación que negocian desde diciembre la Unión Europea y Cuba a la ratificación por parte de La Habana de los convenios internacionales de Derechos Humanos.
El eurodiputado ha recordado que Cuba es uno de los pocos países del mundo que no ha ratificado los pactos internacionales de Derechos Civiles y Políticos, y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y ha instado a la UE a aclarar si va a "condicionar" el acuerdo bilateral a la ratificación de los convenios internacionales de DDHH por parte de la isla y su cumplimiento efectivo, en una pregunta parlamentaria dirigida a la Comisión Europea.
Maura ha justificado dicha condición porque tanto el Tratado de la UE como el Tratado de Funcionamiento de la UE exigen que la política exterior europea esté orientada a promover la protección de los Derechos Humanos.
Asimismo, ha instado al director para las Américas del Servicio Europeo de Acción Exterior y jefe negociador de la UE del acuerdo, Christian Leffler, a explicar en qué se traducen para los Derechos Humanos los "importantes progresos" que aseguró hicieron ambas partes al término de la segunda ronda de negociaciones los pasados 27 y 28 de agosto en Bruselas. Se espera que la tercera ronda tenga lugar en La Habana en diciembre.
Las negociaciones podrían durar entre uno y dos años, según cálculos europeos, aunque también será determinante el ritmo e intensidad de las reformas que se espera de Cuba y que asuma un "mayor compromiso gradual" con las libertades fundamentales y el respeto de los Derechos Humanos. La idea es mantener reuniones cada dos meses --en La Habana y Bruselas de forma alternativa-- y contactos informales entre medias.
NUEVO ACUERDO CON CUBA
El pasado 10 de febrero, los ministros de Exteriores de la UE acordaron las condiciones para negociar con el Gobierno de Raúl Castro un acuerdo sobre diálogo político y cooperación que permita normalizar las relaciones con Cuba y alentar reformas democráticas, tras superar las reservas de países como Alemania, Suecia y República Checa.
Se trata de un giro relevante en las relaciones bilaterales porque está llamado a reemplazar la Posición Común que la UE adoptó en 1996 --a instancias del Gobierno español de José María Aznar--, pero no supondrá en la práctica un cambio sustancial en la política europea hacia la isla caribeña.
Cuba rechaza de plano la Posición Común, que condiciona las relaciones bilaterales a progresos democráticos en la isla, porque fue una medida unilateral de la UE, pero el bloque europeo ya ha advertido de que sólo contempla su eliminación si se logra concluir este acuerdo y tras una decisión unánime de los Veintiocho.
Los estados miembro han dejado claro en su mandato que el Servicio Europeo de Acción Exterior deberá informarles periódicamente sobre la marcha de las negociaciones, lo que les permitiría detener el proceso si, por ejemplo, se frena el ritmo de las reformas o aumenta la presión sobre la oposición cubana.