Violencia y abandono, la realidad de las mujeres refugiadas en Grecia

Tiendas erigidas junto al campo de Moria en Lesbos
REUTERS / GIORGOS MOUTAFIS
Actualizado: viernes, 5 octubre 2018 8:54

"Nos sentimos totalmente olvidadas. Algunas de nosotras llevamos dos años en el campo y nada ha cambiado", cuenta una refugiada

MADRID, 5 Oct. (EUROPA PRESS) -

Los testimonios de las mujeres y niñas refugiadas que esperan un futuro mejor en Grecia evidencian las situaciones de violencia y abandono de las que han sido y siguen siendo víctimas, ha denunciado Amnistía Internacional, que ha planteado una decena de peticiones a los líderes europeos para hacer valer los Derechos Humanos de personas vulnerables.

El secretario general de Amnistía, Kumi Naidoo, ha advertido de que "la deplorable inacción de los gobiernos europeos a la hora de abrir rutas seguras y legales para las personas refugiadas que huyen de la guerra pone a las mujeres y niñas en riesgo de sufrir terribles abusos".

En la Grecia continental hay unas 45.500 personas viviendo en alojamientos temporales urbanos o en campos de refugiados, mientras que en las islas preocupa el hacinamiento, en la medida en que 15.500 migrantes viven en instalaciones diseñadas inicialmente para 6.400.

Amnistía ha contactado con un centenar de mujeres y niñas para elaborar su informe 'Quiero decidir mi futuro: hablan las mujeres desarraigadas en Grecia' y ha alertado de que el calvario de todas ellas comienza en un contexto de guerra o pobreza y prosigue durante una migración en la que corren un riesgo especial de acoso físico, verbal y sexual por parte de los traficantes de personas.

Una refugiada afgana explica que, "cuando los gobiernos cerraron las puertas", las mujeres quedaron "más expuestas a los abusos". "No puedes pedir ayuda a la Policía ni a otras personas porque eres 'ilegal'. Los traficantes se aprovechan de eso, ha advertido.

El calvario para mujeres y niñas prosigue en territorio europeo, donde quedan poco menos que atrapadas en precarias condiciones. El hacinamiento en los centros de las islas "ha alcanzado un punto crítico", ha alertado Amnistía, que ha recordado que miles de personas --"en muchos casos con necesidades específicas"-- duermen en tiendas de campaña alrededor de las zonas principales de los campos.

"La falta de saneamiento, el insuficiente suministro de agua potable para el consumo, las corrientes de aguas residuales y las plagas de ratones y ratas son habituales en todos los campos", ha señalado al ONG en un comunicado.

Preocupa la situación en Moria, un campo que multiplica por 2,5 su capacidad inicial de 3.100 personas y donde el mes pasado una mujer dio a luz a su bebé sin apoyo médico alguno. "Cada día es peor. El campo está abarrotado", cuenta una refugiada que, como tantas otras personas, espera que se resuelva su caso.

La falta de cerraduras en las puertas de los baños y a la deficiente iluminación convierten actividades cotidianas como ir al baño, ducharse y hastacaminar por la noche en actos plagados de peligros para las mujeres y niñas.

En el campo de Vathy, en la isla de Samos, una mujer explica que la puerta de la ducha no tiene cerradura y "los hombres entran cuando estás dentro". No hay luces en los sanitarios, por lo que si es de noche opta por ir acompañada de su hermana u orinar en un balde.

LA SITUACIÓN SE REPITE

En la Grecia continental, la situación se repite, con condiciones deficientes en los distintos campamentos. La falta de capacidades de alojamiento obligó a las autoridades a reabrir tres campos que habían sido cerrados por considerarse inhabitables, sin que se hubiesen mejorado sus condiciones de forma sustancial.

"Nos sentimos totalmente olvidadas. Algunas de nosotras llevamos dos años en el campo y nada ha cambiado [...]. Apenas puedo comunicar mis problemas porque nadie habla nuestra lengua", afirma una mujer yazidí de Irak desde el campo de Skaramagas, ubicado cerca de Atenas.

La falta de intérpretes complica la vida de las mujeres tanto en los campamentos como en los pisos habilitados en zonas urbanas y representa uno de los principales obstáculos para acceder a servicios esenciales, como instalaciones de salud sexual y reproductiva o asistencia jurídica.

Amnistía Internacional ha planteado una batería de medidas para mejorar la vida de estas personas y que pasan, entre otras cuestions, por ofrecerles un alojamiento adecuado; promover el traslado al continente; proteger a las mujeres de la violencia; aumentar el número de mujeres intérpretes, médicas, psicólogas o asistentes sociales; fomentar el acceso a la información; crear espacios sin hombres; ofrecer oportunidades de formación y desarrollo; facilitar rutas seguras a Europa; y dar a las mujeres y a las niñas la "plena participación" que merecen en la toma de decisiones.

UN POCO DE ESPERANZA

Amnistía ha constatado que, pese a los retos "descomunales", las propias refugiadas trabajan como pueden para cambiar su situación, uniéndose incluso para poner en marcha iniciativas específicas con las que tejer redes de apoyo y ayudar a otras mujeres y niñas a adquirir conocimientos y aptitudes necesarios para labrarse una vida mejor.

Kumi Naidoo ha aplaudido la "notable resilencia" de mujeres que, "unidas por crueles giros del destino", han encontrado puntos en común de apoyo. "A pesar de las dificultades y contra viento y marea, estas mujeres encuentran fuerza para alzar la voz. Quienes ocupan posiciones de poder deben escuchar sus voces, atender a sus palabras y actuar en consecuencia", ha subrayado el responsable de la ONG.

"En estos tiempos de movimientos como #MeToo y #TimesUp, nos enorgullece apoyar a nuestras hermanas desarraigadas en Grecia para decirles que las vemos, las oímos, las creemos, y lucharemos con ellas", ha añadido.

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