El Gobierno promueve una investigación para detectar los fallos en un caso de abusos prolongados comparado ya con el de Joseph Fritzl
LONDRES, 26 Nov. (De la corresponsal de EUROPA PRESS, Eva Martínez Millán) -
El Gobierno británico ha promovido una investigación independiente para esclarecer los fallos de los servicios sociales a la hora de detectar el prolongado abuso físico y psíquico de un padre que durante casi 30 años de violaciones provocó hasta 19 embarazos a sus dos hijas, nueve de los cuales llegaron a materializarse.
El propio primer ministro de Reino Unido, Gordon Brown, ha admitido que la sociedad está "escandalizada" por un caso que ha conmocionado al país, que ya lo ha comparado con el del austríaco Joseph Fritz, que durante 24 años mantuvo encerrada a su hija y a los siete vástagos que dejaron como consecuencia las continuas violaciones a las que la sometió.
El ciudadano británico, de 56 años y divorciado, fue condenado ayer mismo a un mínimo de 19 años y seis meses en prisión. No obstante, el episodio ha profundizado en la controversia en torno a la posible negligencia de los servicios sociales británicos, que en las últimas semanas venían siendo ya ampliamente cuestionados en Reino Unido por la muerte de un bebé como resultado de los maltratos recibidos en sus 18 meses de vida.
A este respecto, Brown avanzó hoy en el Parlamento que "cualquier cambio que se considere necesario se acometerá" para garantizar una eficaz respuesta por parte de los responsables sociales ante acontecimientos como el "inenarrable" abuso de este padre, que pasó desapercibido para los organismos oficiales durante décadas. "Si hay que hacer cualquier cambio en el sistema y el sistema ha fallado, entonces cambiaremos el sistema", prometió.
Para ello, la investigación analiza ya los contactos mantenidos por los responsables sanitarios, la Policía y los equipos sociales con las dos víctimas de un caso sobre el que el primer ministro asumió que "la gente querrá saber cómo pudo prolongarse durante tanto tiempo sin que las autoridades o los servicios públicos lo descubrieran y adoptaran acciones".
CASO
El episodio ha sacudido a la opinión pública británica, que conoció cómo este hombre se convirtió a la vez en padre y abuelo de los nueve vástagos, dos de los cuales murieron al nacer, alumbrados por sus hijas, que sumaron un total de 19 embarazos. El propio individuo se había declarado ante el tribunal culpable de 25 cargos de violación que datan desde principios de los ochenta y que se prolongaron hasta este mismo año, cuando las dos mujeres, amenazadas si lo denunciaban, finalmente se atrevieron a buscar ayuda.
No obstante, uno de los aspectos principales de la revisión se centrará en determinar cómo fue posible que el entorno de la familia no detectara el abuso, del que los trabajadores sociales fueron conscientes el pasado junio, según confirmó la directora de los Servicios de Infancia y Juventud del Ayuntamiento de Sheffield, Jayne Ludlam.
El equipo legal de las víctimas denunció durante el proceso judicial la negligencia del operativo, que "no hizo nada" pese a las "sospechas" en una situación en la que "todas las señales indicaban una relación incestuosa" que se inició cuando las hijas contaban con entre ocho y diez años y que fueron maltratadas hasta que se consumó una violación que se repetiría durante décadas, sólo interrumpidas durante los embarazos.
El hombre amenazaba a sus hijas con penas físicas como la de poner sus cabezas cerca de las llamas de la combustión de gas de modo que, cuando intentaban liberarse, llegaban a quemarse sus propios ojos. Así, eran obligadas a faltar al colegio cuando las heridas eran demasiado evidentes y la familia cambió de residencia en numerosas ocasiones para evitar sospechas.
CIRCUNSTANCIAS
En este sentido, la madre abandonó el hogar a principios de los 90 y un hermano se mantuvo en el núcleo hasta su adolescencia, por lo que las pocas oportunidades en las que las suspicacias generadas estuvieron a punto de dar resultado, finalmente los expertos acababan identificando las lesiones de las niñas como el resultado de acoso escolar.
Además, en una ocasión, un médico preguntó a una de las dos si el autor de uno de sus embarazos había sido su propio padre y la joven lo negó. Igualmente, decidieron abandonar la vía de la ayuda de la línea telefónica 'Childline' a la que un día llegaron a llamar, tras no recibir garantías de que mantendrían la custodia de sus hijos.
Por todo, propio juez que emitió la sentencia declaró: "La frase 'es difícil imaginar un caso peor' es usada con asiduidad y raramente, si es que hay alguna, es verdad. Pero puedo decir que en casi 40 años haciéndome cargo de delitos criminales y 14 como juez de familia, la combinación de circunstancias agravantes aquí es la peor que he visto".