Cristina Cifuentes, con casi 35 años en el PP, se convierte en la apuesta de Rajoy para conservar la Comunidad

Cristina Cifuentes
EUROPA PRESS
Actualizado: viernes, 6 marzo 2015 21:01

MADRID 6 Mar. (EUROPA PRESS) -

Cristina Cifuentes (Madrid, 1964), con casi 35 años militando en el PP, se ha convertido este viernes en la apuesta del presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, para tratar de conservar el Gobierno en la Puerta del Sol.

La recién nombrada candidata del PP a la Comunidad se afilió a Alianza Popular cuando tenía tan sólo 16 años y poco a poco ha conseguido llegar a ser una de las figuras más reconocidas del partido en Madrid y en el resto de España.

En los años de Universidad Cifuentes fue representante de los estudiantes en el claustro y en el consejo social. Tras acabar su licenciatura en Derecho y sacar las oposiciones en la Complutense se presentó a las elecciones al Parlamento Europeo en puestos inferiores a finales de los 80.

Ya en los 90, concretamente desde 1991 a 2012 fue diputada de la Asamblea de Madrid, seis legislaturas en las que desempeñó más de una decena de cargos, entre ellos, los de vicepresidenta primera. Dentro del partido en la región ha conseguido ser miembro del Comité de Dirección, del Comité Ejecutivo y de la Junta directiva regional, así como presidenta del Comité de Derechos y Garantías.

No obstante, no fue hasta su nombramiento como delegada del Gobierno en Madrid en enero de 2012 cuando su protagonismo aumentó ante la ciudadanía. Ya en sus primeras entrevistas ante la prensa algunos la acabaron llamando 'la roja del PP' porque reconoció que era agnóstica, republicana, favorable al matrimonio homosexual y contraria a la frustrada reforma del aborto de Alberto Ruiz-Gallardón.

MÁS DE MIL DÍAS EN LA CALLE MIGUEL ÁNGEL

Cristina Cifuentes llegó a la sede de la Delegación en la calle Miguel Ángel en los coletazos del movimiento 15M. Confesó, en su momento, que ella no hubiera dejado que acamparan durante casi tres meses en la Puerta del Sol, planteó en el primer aniversario de los 'indignados' que se fueran a la Casa de Campo y reconoció que se 'infiltró' en una asamblea del 15M para conocer sus propuestas.

Durante estos tres años de crisis económica ha tenido que lidiar con 11.000 manifestaciones. Las más duras fueron las del 'Rodea el Congreso' del 25 de septiembre de 2012, que acabó con 35 detenidos; la 'marcha negra' de los mineros de 11 de julio de ese mismo año, en la que hubo cargas policiales con pelotas de goma; o la más reciente de las Marchas de la Dignidad del 22 de marzo de 2014, que terminó con un centenar de heridos y 24 detenidos.

Debido a las múltiples protestas, ha recibido críticas de la actuación de las UIP en algunas de ellas y alguna denuncia, como la de los diputados de IU Ricardo Sixto y Alberto Garzón por las sanciones impuestas durante una protesta de la Coordinadora 25S, que fue desestimada, al igual que una demanda que le puso Ada Colau por deslizar vínculos entre la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y grupos proetarras.

También atajó una época de 'escraches' precisamente impulsada por la PAH. De hecho, llegó a soportar en sus propias carnes un escrache no planificado cuando paseaba por su barrio, Malasaña. Tuvo que refugiarse en un restaurante etíope para huir de los manifestantes.

Otro de los momentos más importantes de su mandato fue la coordinación del basto plan de seguridad, junto al Ministerio del Interior, de la proclamación real de Felipe VI. Fue objeto de un aluvión de críticas por prohibir varias manifestaciones y negar la entrada en un amplio perímetro del centro de Madrid a personas con algún símbolo republicano, instando a quitar incluso este tipo de banderas de los balcones al paso de la comitiva real.

Desde el punto de vista político, también ha aguantado con firmeza críticas y presiones de 'fuego amigo' llegadas del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. El año pasado el consejero de Presidencia, Justicia y portavoz del Gobierno regional, Salvador Victoria, impulsó una campaña para limitar las manifestaciones en la Puerta del Sol, algo que apoyó la alcaldesa, Ana Botella. La delegada respondió remitiéndose a la Constitución.

También ha tenido fuertes desencuentros con el Consistorio madrileño por la actuación de Policía Nacional y Municipal en el caso del Madrid Arena y con la Comunidad sobre sus competencias en la aprobación del Plan de la Cañada Real o sobre su gestión en el caso del pederasta de Ciudad Lineal.

Precisamente, en algún encuentro con periodistas la todavía delegada del Gobierno reconoció que su peor momento en esta institución fue cuando habló con los padres de algunas víctimas de este pederasta, que trajo de cabeza a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado durante gran parte de 2014.

Otra de las preocupaciones persistentes durante su mandato ha sido la lucha contra la trata de blancas y la explotación sexual. Una de sus primeras visitas cuando llegó fue a la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP) y desde entonces ha participado en todas las ruedas de prensa sobre este asunto.

Entre los datos positivos que le acompañan está la reducción del índice de criminalidad y del tráfico de drogas de la región y la eliminación de las identificaciones masivas de inmigrantes, entre otros puntos. Queda pendiente el grave problema de delincuencia de la zona de Valdemingómez, el aumento de robos en viviendas o la delincuencia persistente en torno a la prostitución en Marconi. DOS VECES ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

Cristina Cifuentes es una mujer aficionada a Twitter y a las motos, dos pasiones que le han reportado buenos y muy malos momentos. Su gran actividad en las redes sociales ha favorecido su cercanía con la gente pero también una vía por la que ha sido criticada y, en el peor de los casos, amenazada de muerte. Un delito por el que acudió a los tribunales.

Su otra afición ha tenido consecuencias más dramáticas. El 20 de agosto de 2013, cuando conducía con su scooter por el Paseo de la Castellana, fue golpeada fuertemente en el costado derecho por un vehículo. Hasta al lugar acudió rápidamente el Samur, que la trasladó al hospital de La Paz en estado grave.

Ella misma reconoció meses después a los medios que durante dicho traslado casi fallece y que hubo otro momento, ya en la UCI, que se debatió entre la vida y la muerte. Pero la política madrileña resistió, a pesar de que el fuerte golpe le provocó la rotura de siete costillas, así como un hemoneurotórax (acumulación de aire y sangre en los pulmones). Fue operada para cerrarle una arteria dañada, entre otras intervenciones menores.

Una vez conocida la noticia, hasta el hospital se acercaron decenas de familiares, amigos, compañeros de trabajo, autoridades, representantes políticos diversos, así como una gran cantidad de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a los que se ha ganado durante todo este tiempo.

Tras varios meses de recuperación, Cifuentes reapareció el Día de la Constitución. Volvió a negar, una vez más, por activa y por pasiva estar en esta carrera política. De hecho, en entrevista concedida a Europa Press, aseguró que el accidente le había influido "de manera especial" a la hora de pensar en su futuro.

Eso sí, sostuvo que no ha cambiado su forma de pensar y que la política no se la planteaba "como una carrera hacia ningún sitio" sino que tiene "vocación de servicio". Consideraba que los candidatos "tienen una importancia relativa" porque la política "no puede ser marketing" y basarse en el "uno me cae bien o uno me cae mal".

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