MADRID 8 Oct. (EUROPA PRESS) -
El portavoz del PP en Leganés, Jesús Gómez Ruiz, ha considerado que habría que desposeer a los padres comunistas de la tutela de sus hijos "por pertenecer a la secta más criminal que la Historia jamás haya visto".
En un artículo de la revista digital 'La ilustración Liberal' y bajo el título de 'Los principios de la legislación española sobre la educación', el edil opina que el Estado no da "ninguna" garantía de que la educación que da el Estado es la mejor posible para el pleno desarrollo de la personalidad del alumno, y considera que si se concede al Estado "la suprema capacidad de decidir los límites de la libertad religiosa, lo que es una 'secta' y lo que constituye una educación 'integral'", se habrá "entronizado el despotismo".
Así, señala que siguiendo en el mismo expediente, habría que desposeer a los padres comunistas de la custodia de sus hijos por ser una "secta criminal" y "por inculcar a sus hijos una representación teórica de la realidad absolutamente falsa que les provocará en el futuro serios problemas de adaptación social y un agudo sentimiento de infelicidad, y acto seguido enviar a estos niños (y a los padres también) sin pérdida de tiempo a un campo de reeducación".
Asimismo, hace referencia a la "indoctrinación comunista en Cuba" y señala que "la diferencia del sistema educativo español con el adoctrinamiento castrista es sólo de grado, no de categoría, puesto que corresponde al Estado fijar los contenidos mínimos de la educación".
A renglón seguido, afirma que en España no se ha llegado a los extremos a los que se ha llegado en Cuba, "aunque los sistemas educativos catalán y vasco van un paso por delante en este dirección", sobre todo el vasco. "Nada nos garantiza que ocupe el poder del Estado una minoría de obsesos que se sirva del texto constitucional para imponer sus doctrinas en la enseñanza. De hecho, ya ha sucedido algo parecido: el texto de la LODE y la LOGSE lo demuestra", a apuntado.
EDUCACIÓN PÚBLICA
En un artículo en el que el concejal observa que la educación universal y gratuita "no es un verdadero derecho fundamental" porque un derecho no puede ser obligatorio y explica que la educación no es gratuita porque "cualquier actividad que consuma recursos no puede ser gratuita".
"Lo que hay, más bien, es la conculcación de dos verdaderos derechos fundamentales, el derecho a la propiedad y el derecho a la libertad", indica el escrito, en el que el edil se pregunta que si la educación queda en manos del Estado entonces "¿qué garantía existe de que ese poder no se utilizará para el adoctrinamiento forzoso en credos políticos, éticos o religiosos?".
Asimismo, opina que "detrás del fetiche de la igualdad se esconde la envidia", y considera que si la igualdad jurídica es el elemento vital de la democracia es también su escollo", porque "fomenta fanatismo y envidia que quiere que los hombres sean tratados pr igual en todas las esferas de la vida y rechaza como antidemocráticas las diferencias que se apoyan en una más elevada formación, educación, cultura, inteligencia, tradición etc".
SOLIDARIDAD
El 'popular' se refiere también a la solidaridad, y considera que "en una sociedad que no comparte el mismo credo, la caridad o solidaridad son conceptos vacíos de contenido, máxime cuando se entiende por solidaridad el mantenimiento de la rapacidad fiscal y el Estado de Bienestar, esto es, echar pesadas cargas sobre hombros ajenos sin ninguna justificación racional y sin devolver apenas nada a cambio, sólo apoyándose en el sentimentalismo, en el kantismo o en la impronta de 2000 años de cristianismo, con el fin de perpetuar estructuras demagógicas de poder".
"Nada podrá cambiar el hecho de que el instinto humano es hacia la autopreferencia y que este instinto sólo se quebranta (aparentemente) cuando existen lazos filiales, paternos o amistosos muy fuertes, esto es, cuando la vida del otro es parte de la nuestra. Exigir un altruismo ilimitado e indiscriminado es lo mismo que exigir a las personas que se transformen en cosas y que renuncien a su individualidad en aras de la colectividad", apunta.
Así, considera que "en el mejor de los casos, la solidaridad no puede ser jamás un valor universal, como lo son la libertad y la propiedad (en el fondo son la misma cosa), el respeto a la vida o el cumplimiento de los contratos; ya que la solidaridad, más que contribuir a la estabilidad y progreso del orden social, contribuye a su desestabilización y destrucción".