La víctima tiene una lesión en el ojo derecho y estuvo dos semanas de baja
MADRID, 27 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un joven de 18 años ha denunciado judicialmente una brutal agresión, cuando viajaba en un tren de Metro a la altura de la estación de Delicias, recibida por parte de otro hombre que dijo ser "antifascista", según las imágenes de Metro, a las que tuvo Europa Press.
La víctima volvía desde su trabajo en Metro sobre las 21.20 horas del pasado 12 de marzo, cuando sin mediar palabra, otro joven, R.B.A. le agredió presuntamente brutalmente con varias patadas en la cara y puñetazos, dejándole dos semanas de baja con una lesión en el ojo derecho, por la que necesita tratamiento oftalmológico.
En las imágenes del Metro se ve cómo el agresor pasa por delante del agredido que, sentado, retira un poco las piernas para dejarle pasar. A continuación, el agresor tira su mochila en un rincón y, sin mediar palabra, propina una patada en la cara al agredido. A partir de ahí, le lanza múltiples puñetazos y otra patada sin que la víctima pueda defenderse.
Todo termina cuando intervienen dos policías que estaban por casualidad en el vagón. Durante toda la agresión, las personas que estaban a su alrededor apenas salen de su asombro y sólo se ve un par de manos que intentan detener al agresor.
Según recuerdan los propios familiares de Alberto, el agresor se identificó ante la Policía como "antifascista". Por su parte, el agredido asegura que éste sólo repetía que cuando "ve a un fascista le pega", a pesar de que el agredido sostiene que no tiene ninguna relación con la política o grupo de ningún tipo.
Tal y como recoge la denuncia hecha en el Hospital 12 de Octubre, donde fue atendido el joven y pasó una noche ingresado, el propio agredido declaró que sólo había coincidido con su agresor "en el transporte público en sus desplazamientos del trabajo".
"Nos hemos sentado al lado en la marquesina algunos días y nunca me dijo nada. No lo entiendo", repite. Después de 10 días en prisión, el agresor salió en libertad provisional con una orden de alejamiento de 500 metros, aunque el agresor sigue coincidiendo en el transporte público con su víctima.