MADRID 28 Oct. (EUROPA PRESS TELEVISIÓN) -
Más de 2.000 ovejas han marchado este domingo por el centro de Madrid para celebrar la XIX Fiesta de la Trashumancia, que se lleva a cabo desde 1994, conmemorando el tránsito trashumante de los ganados por las cañadas de Madrid.
Una fiesta que acerca la vida de los ganaderos y la cultura rural de algunas regiones de España al centro urbano de Madrid, donde los asistentes y curiosos han podido observar el recorrido de las 2.050 cabezas ovinas, 50 ejemplares de vacuno y decenas de caballos, junto a cinco grupos folclóricos, que han marchado desde Casa de Campo hasta la Puerta del Sol, para continuar por la calle Alcalá hasta la Plaza de Toros de Las Ventas.
En declaraciones a Europa Press Televisión, un pastor venido de la Sierra de la Demanda de Burgos, Luis, ha explicado que la trashumancia por Madrid se sigue realizando para "que no se pierdan los derechos de la cañada real". Según este pastor burgalés, la gente que asiste al festejo se "impresionan" porque no es habitual.
Preguntado por si los animales sufren al andar entre tantas personas, Luis ha asegurado que se trata de un "día malo" para los animales ya que los sacan de su "hábitat". Además, ha comentado que a los ganaderos y pastores trashumantes también les llama la atención pasar por el centro de la capital con las ovejas.
Todos los rebaños participantes han estado acompañados por sus pastores, que han identificado a sus ganaderías y han realizado el pago tradicional de 25 maravedíes --moneda española del siglo XV-- para que los rebaños puedan atravesar Madrid.
LA HISTORIA DE LA TRASHUMANCIA
La historia de la Trashumancia se remonta al rey Alfonso X El Sabio, que concedió en 1273 los privilegios al Concejo de la Mesta de los Pastores para que pudieran moverse libremente con sus rebaños, respetando las cinco cosas vedadas: panes, viñas, huertas, dehesas y prados de guadaña. El tributo de cinco ovejas por millar, que debían pagar los pastores a la Corona al atravesar los Puertos Reales en su viaje de primavera se convirtió en el ingreso más importante y regular del Reino de España, pues durante siglos transitaron anualmente por las cañadas de 3 a 5 millones de ovejas entre las montañas del norte y los valles del sur.
Además de la Concordia de los Hombres Justos de la Mesta, por privilegio concedido a Madrid a principios del Siglo XV por el rey Juan II, padre de Isabel la Católica, se instituyó la Feria de Ganados de San Mateo, que durante tres días se celebraba en la calle de Alcalá, que es cañada real o camino de cordel.
Se llamaba así porque los ganaderos, acogidos a los privilegios del Honrado Concejo de la Mesta, defendían sus derechos de paso con una copia de la Ley en la mano y con un cordel, que llevaba en sus puntas dos sellos de plomo, troquelados por el fiel contraste de pesos y medidas. El mayoral avanzaba delante del rebaño y en los lugares donde veía que habían dejado menor anchura de la pertinente, medía con el cordel el ancho de la calle, presentando ante la autoridad la denuncia correspondiente.
Hasta mediados del siglo XX era habitual ver pasar por la calle de Alcalá en primavera y otoño los rebaños de ovejas merinas con sus pastores, que regresaban o se dirigían hacia Extremadura.