MADRID, 8 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los toros sufren un "fuerte estrés y miedo" cuando se les coloca fuego en sus astas, como en la modalidad catalana de 'correbous' o los 'toros de fuego', según el presidente del Consejo General de Colegios Veterinarios de España, Juan José Badiola.
Así, Badiola ha explicado a Europa Press en relación con el mantenimiento de los 'correbous' en Cataluña, donde se ha prohibido las corridas de toros a partir del 1 de enero próximo, que "los animales, en general, siempre tienen cierto temor al fuego" y que, un toro con bolas de fuego en sus astas que le sirven de defensa, padece alteración en su sistema nervioso; de ahí que mantengan esa "reacción tan irritable".
Sin embargo, ha añadido que al toro se le ponen protecciones para que el fuego "no le caiga en la piel" ni les llegue a afectar a las astas, compuesta principalmente de queratina, un material cornificado con base ósea. "Salvo que estuvieran mucho tiempo con fuego, no se queman", apunta.
En su opinión, "es verdad" que en los 'correbous' el toro no se sacrifica físicamente al toro, mientras que en las corridas sí; "es cierto" que no se le rejonea, ni se le colocan banderillas, pero al toro de fuego "también se le humilla públicamente". No obstante, reconoce que "no hay muchos estudios que evalúen el sufrimiento del animal" pero se trata de un espectáculo "duro, en el que lo más probable es que el toro sufra", ya que se trata de un 'show' público en el que se somete al animal a "estrés y temor".
En todo caso, opina que es un tema "polémico y con cierta paradoja" ya que en la prohibición de Cataluña hay aspectos que tratan de evitar el sufrimiento del toro pero, al mismo tiempo, "han intervenido otro tipo de consideraciones, como las políticas".
Además, ha pronosticado que al final la decisión estará en el espectador, que optará si asistir o no, en función de sus propios gustos, de las tendencias sociales o de la afición de unas zonas u otras. "Es un espectáculo, una fiesta que el público tiene que decidir, yendo o no yendo, ya que a nadie le obligan a ir a una corrida", ha apostillado.
"El arraigo en Cataluña es menor, pero en cambio los que han defendido la prohibición se encuentran ahora en una paradoja: en la zona del Delta del Ebro, en Tarragona, tienen mucho arraigo los 'correbous', como también en Castellón, Teruel o Valencia", ha subrayado, al tiempo que considera que la población se puede poner en contra de la prohibición, e "incluso sus propios votantes".
NORMAS Y TRADICIÓN
Asimismo, ha recordado que la normativa de la UE es muy estricta a la hora de minimizar el sufrimiento animal y no ha tocado los toros al entender que se trata de "una expresión y tradición de un pueblo y un país, y es consciente de que no puede acabar con ella por las buenas".
Por otro lado, ha defendido la confortabilidad en que vive el toro de lidia a lo largo de su vida y ha indicado que "su tiempo en el corredor de la muerte" en la plaza "no es mucho mayor que el periodo de muerte de una res en el matadero". "Es parecido. La diferencia son tres o cuatro minutos a la hora de ser sacrificado pero la calidad de vida es mucho mayor", ha añadido.
De este modo, concluye que hay "muy pocas" especies con una vida mejor y ha recordado que las vacas de cría viven "mucho tiempo" ya que son animales "muy valioso".
Badiola, que se considera aficionado "moderado" pero "en contra de la prohibición de la fiesta" plantea que en el futuro quizá se podría evolucionar hacia una situación en la que se plantee "dulcificar la fiesta", aunque, en todo caso, insiste en que se trata de un debate "polémico".
SUFRE SIEMPRE
Por su parte, el presidente de la asociación de veterinarios especializados en espectáculos taurinos, Santiago Malpica, reconoce que el toro, siempre que sale de una finca, ya sea para un espectáculo u otro "sufre estrés", ya que se trata de un animal criado de manera semi-salvaje.
En ese sentido, asegura que los toros embolados o 'correbous' padecen "un gran estrés, porque los animales le temen al fuego y, en este caso, cuando le ponen bolas de fuego ardiendo en los pitones, les tiene que aterrorizar".
Además, ha precisado que los astados de lidia tiene una piel muy gruesa y no tiene la misma sensibilidad que un humano, por lo que su umbral del dolor es mucho mayor que el del hombre y, en consecuencia tiene que sentir más estímulo para sufrir dolor. En todo caso, advierte de que los 'correbous' pueden sufrir quemaduras donde le van cayendo las chispas.
"Los ensogados, los embolados sufren gran estrés. Aunque sí tienen momento de dolor, son ratos en que el toro está en caliente y se puede producir un desencadenamiento de hormonas defensoras por lo que no siente tanto dolor como se le ocurriera en frío, en el campo", ha valorado el veterinario.
En cuanto a los umbrales de dolor de la especie, Malpica opina que desde el punto de vista del bienestar animal "es más lógico" lo que se hace en España, al matar al toro en la plaza que, por ejemplo en las corridas portuguesas, donde no se sacrifica a la res en la plaza, pero tampoco el mismo día y si la corrida es un sábado, el animal está agonizando hasta el lunes. A este respecto ha precisado que al modo luso, el animal se queda frío con la herida abierta y con hemorragia e incluso llega a tener fiebre hasta que finalmente se le da muerte.
De acuerdo a sus sensaciones personales "los animales huelen la sangre y eso le ocurre al toro normal y al toro bravo. Huelen la sangre tanto más en el matadero, donde hay más sangre y es un recinto cerrado, como en la plaza". En cuanto al método, ha recordado que la suerte del toro dura un máximo de 15 minutos por ley en el coso, mientras que en el matadero primero reciben un electroshock o les someten a gas, para dejarlo inconsciente y posteriormente matarlo.
Finalmente, respecto a la polémica del correbous en Cataluña, piensa que se ha permitido porque es "muy tradicional" pero los políticos "no han sido ahí muy conscientes", ya que si prohíben las corridas por bienestar animal debían haber prohibido todos los espectáculos con toros y que si argumentan la prohibición por la "poca afición" las faenas habrían acabado "muriendo solas". "Yo no lo hubiese prohibido. Ellos solo ven el malestar animal y otros vemos, además, otras cosas como es el arte, la supremacía del hombre, una cultura que otros no pueden o no quieren ver. En los años 60 aparecieron los Beatles y, en España, 'El Cordobés'", ha concluido.