Su objetivo es liberar los jueves para dedicarlos a las reuniones de comisión pero ello obliga a retocar la agenda de Senado y Gobierno
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MADRID, 10 (EUROPA PRESS)
El presidente del Congreso, José Bono, quiere reorganizar las sesiones plenarias de la Cámara Baja, de manera que, en lugar de prolongarse durante tres días, las actividades del Pleno se compriman en dos jornadas, dejando libres los jueves para las reuniones de comisión. Su objetivo, según detalló esta tarde la institución, es ampliar los tiempos disponibles para el debate y mejorar la repercusión pública de las cuestiones tratadas en el Congreso.
Bono, que hoy ha trasladado sus planes a la Junta de Portavoces, ha convocado a todos ellos a un almuerzo el próximo día 18 de junio, donde podrían analizarse los detalles de encaje de la operación, informaron a Europa Press en fuentes parlamentarias.
Con el nuevo esquema que baraja Bono, la sesiones de control al Gobierno, que ahora tienen lugar el miércoles por la tarde, pasarían a celebrarse el mismo día, pero por la mañana. Este cambio obligaría al Senado a modificar su agenda, ya que la Cámara Alta programa sus Plenos de control los miércoles por la mañana. La idea es que la preguntas orales al Ejecutivo se realicen en el Senado los martes por la tarde. El Gobierno también se vería afectado ya que los ministros tendrían que dedicar al Parlamento un día y medio a la semana.
DOBLE SESIÓN LOS MIÉRCOLES Y HORARIOS PREFIJADOS.
Hasta ahora, el Congreso reserva los jueves para el debate en Pleno de los proyectos de ley que remite el Gobierno, que son aprobados por las comisiones o que regresan del Senado para su aprobación definitiva. La intención del presidente del Congreso es que estos debates pasen a producirse los miércoles por la tarde, liberando así los jueves para que se reúnan las comisiones, a las que busca dar mayor realce.
La actividad de los martes no sufriría cambios: Por la mañana seguirían reuniéndose la Mesa y la Junta de Portavoces y por la tarde se tratarían en el Pleno proyectos autonómicos, proposiciones de ley, proposiciones no de ley y mociones derivadas de la sesión de control anterior.
Eso sí, los planes de Bono contemplan la fijación de horarios predeterminados para la finalización de las sesiones plenarias de tal forma que los diputados pudieran establecer adecuadamente sus agendas. Así, calcula cinco horas de sesión plenaria el martes (de cuatro de la tarde a nueve de la noche), y unas diez horas los miércoles (de nueve o diez de la mañana a dos y media y de cuatro a nueve por la tarde).
LO QUE NO DÉ TIEMPO, A LA SEMANA SIGUIENTE.
De esa forma, en el caso de que no diera tiempo a completar el orden del día del martes en ese horario, el punto pendiente se pasaría al miércoles después de la sesión de control. Y si el miércoles no se han tratado todos los temas previstos, aquellos que no hubiese dado tiempo pasarían automáticamente al siguiente Pleno. Por motivos excepcionales se podría habilitar la mañana del jueves para prolongar la sesión plenaria.
Bono ya había intentado aligerar las sesiones de control al Gobierno para lo que pidió al Grupo Socialista que redujese el cupo de preguntas que sus diputados dirigen a los distintos ministros y que más que para controlarles se utilizan para ensalzar su gestión.
El PSOE ya ha avisado que no renuncia a su derecho a interrogar al Gobierno y que, si en alguna sesión decide reducir sus preguntas (hasta ahora sólo ha prescindido de dos de las nueve que le corresponden), no será nunca para que la oposición amplíe las suyas.
El presidente del Congreso fue esbozando estos planes ante los distintos portavoces parlamentarios en las últimas semanas, pero hoy lo ha planteado formalmente en la Junta de Portavoces, donde también está representado el Gobierno. Hoy no ha habido una resolución al respecto, por lo que todo apunta a que la idea se debatirá más en detalle en la comida programada para la próxima semana con todos los grupos.
RECELOS DE PP, IU E ICV.
De momento, según explicaron fuentes parlamentarias, el PP, Izquierda Unida e ICV han expresado sus reticencias a que las sesiones plenarias queden reducidas únicamente a dos jornadas y a que el control al Gobierno se realice el mismo día en que se debaten los proyectos legislativos.
Ambos grupos consideran que el hecho de que el trabajo en Pleno, el más vistoso de cara a la opinión pública, se desarrolle sólo en dos días no ayudará a mejorar la imagen que los ciudadanos tiene de los diputados. Además, alertan del peligro de que se acumule demasiada información los miércoles y de que la matutina sesión de control difumine los proyectos legislativos que puedan aprobarse por la tarde.
El PSOE, por su parte, ve positiva la iniciativa impulsada por el presidente del Congreso y cree que permitirá relanzar el trabajo de las comisiones parlamentarias que, en ocasiones, parecen verse eclipsadas por la labor del Pleno.