MADRID, 23 Abr. (EUROPA PRESS) - El director general de la Policía, Ignacio Cosidó, ha asumido este miércoles en el Congreso que hubo "fallos de coordinación a la hora de transmitir las órdenes" en los incidentes registrados el 22M lo que, según ha dicho, provocó "un número de heridos inaceptable" por lo que ha anunciado el cese del jefe de la Primera Unidad de la UIP, es decir, el responsable de las unidades de antidisturbios con base en la Comunidad de Madrid. Se trata del tercer mando en el escalafón policial implicado en los hechos por detrás del jefe a nivel nacional de la UIP, José Miguel Ruiz Igusquiza, y el comisario general de Seguridad Ciudadana, Florentino Villabona para quienes los sindicatos policiales también pedían su cese. El destituido es el inspector Javier Virseda, quien apenas llevaba unos meses en el cargo desde que llegó de su destino en Málaga de la mano del propio Villabona. Era una persona de su confianza directa. Cosidó ha anunciado este cese pese a que, según ha anunciado, la investigación interna abierta por la Policía para esclarecer el comportamiento del operativo en el 22M se va a archivar "sin poder individualizar posibles irresponsabilidades". "Se ha concluido que el despliegue fue correcto, el evento social fue afrontado por un número idóneo de policías con información suficiente", añade las conclusiones de esta información reservada leídas por el directos en la Comisión de Interior de la Cámara Baja. Sin embargo, el director general de la Policía ha admitido que "sí hubo fallos de coordinación en el transcurso de los hechos que impidió que las decisiones no se pudiesen transmitir de manera rápida en el núcleo central del conflicto que provocó un número de heridos inaceptables". Y de estos fallos responsabiliza en exclusiva a Virseda con una destitución que Cosidó ha argumentado en la necesidad de "restablecer en la UIP la confianza en su cadena de mando". AUXILIO A LOS MUNICIPALES Y EL CAMIÓN DE BOMBEROS Ese núcleo central del conflicto al que se refiere Cosidó se trata del momento en el que un grupo de policías antidisturbios se quedaron aislados en el Paseo de Recoletos siendo objeto las agresiones de los violentos sin recibir los refuerzos de sus compañeros. Cosidó ha explicado que ese grupo de agentes se adentró en el Paseo de Recoletos al ver que cinco vehículos de la Policía Municipal "estaba siendo brutalmente agredidos por lo que acudieron en su auxilio". Previamente ya se había establecido un cordón policial en Colón para separar a los manifestantes pacíficos de los violentos apostados en Recoletos. "En el momento del auxilio a los municipales, la UIP fue sorprendida por un camión de Bomberos para apagar una barricada en llamas entre las 20.45 horas y las 21.00 horas. Esto fue usado por los violentos para parapetarse tras el camión y romper la línea de contención que había establecido la UIP", ha seguido explicando Cosidó sobre este momento clave en el que fueron heridos 33 policías. EL MOTIVO DE LA TARDANZA EN ENVIAR REFUERZOS Sobre la tardanza en mandar refuerzos, el director general ha explicado que tras la petición de ayuda "se ordenó un despliegue táctico de avance de dos grupos de UIP desde Colón a Cibeles a la altura de Recoletos". Según ha dicho, "este movimiento fue llevado a cabo lentamente dado el momento en el que se encontraba el acto y dado la gran aglomeración de personas" que había asistido a las 'Marchas por la Dignidad'. No obstante, la idea inicial de acudir en auxilio de los policías agredidos se cambio, según Cosidó, porque "algún orador (en la tribuna donde se leyeron los manifiestos al término de la manifestación) dijo que la Policía estaba invadiendo el espacio de la manifestación". "Eso generó que se diese orden de aguantar en Colón", ha aclarado. En su comparecencia se ha referido a los autores de estos incidentes que comenzaron en el vallado de protección que la Policía había establecido en el inicio de la calle Génova --donde se ubica la sede del PP--. Según ha dicho, se detectaron manifestantes del "'Bloque Negro' con mochilas en cuyo interior portaban petardos de gran potencia y botellas de cristal". El Bloque Negro (Black Block) consiste en un movimiento internacional con varias décadas de Historia que consiste en protagonizar altercados urbanos provistos de indumentarias oscuras y con las caras tapadas para dificultar las identificaciones de la Policía. BUKANEROS, ERNAI, ASKAPENA, YESCA... En sus explicaciones también ha citado al "Bloque Juvenil Radical", el "Bloque Juvenil de los Pueblos Dignos" y el "Bloque Crítico Marchas Obreras por la Huelga General" así como a los Bukaneros (seguidores radicales de Rayo Vallecano), el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) o Askapena y Ernai (ambas ligadas a la izquierda abertzale). Ha enumerado otros grupos, algunos de Madrid como Yesca o 'No tenemos miedo'. No ha citado en ningún momento a Resistencia Gallega. De este modo y para justificar el despliegue de más de 1.500 antidisturbios ("el mayor de los últimos dos años"), Cosidó ha añadido que "la información que tenía la Policía era la de presencia de grupos muy radicales. Había grupos marginales de grupos anarquistas y hasta un grupo, Bandera Negra, antes encuadrado en la extrema derecha". Se contabilizó el uso por parte de los antidisturbios de 174 salvas de fogueo, 126 pelotas de goma y tres botes de humo, según el director quien se ha detenido en varias fases de su intervención en llamar la atención por la especial violencia sin precedentes registrada ese día y ha llegado a mostrar a la Comisión de Interior del Congreso un casco, un escudo y un chaleco de los Policías dañados por el lanzamiento de objetos. "Sus escritos en redes sociales reflejaban un llamamiento de dar un salto en la lucha y perder el miedo a la Policía. Días antes circulaban manuales de hostigamiento", ha continuado Cosidó, quien ha indicado que existía la consigna de que "cuando terminase de hablar el último orador" comenzar los disturbios. "Respondieron una señal previamente concertada", ha zanjado. "UNA PERSONA QUE PORTABA UNA CÁMARA" Cosidó también se ha referido a otras actuaciones polémicas de los antidisturbios como la acaecida tras la manifestación convocada bajo el lema 'Jaque a la Monarquía' el 29 de marzo. Según su descripción, se produjeron barricadas y agresiones a la Policía y "en la persecución de uno de estos agresores, una persona que portaba una cámara (no se ha referido a él como periodista) cayó al suelo". Según ha añadido a eso le siguió un "momento de confusión" y en el lugar se dieron cita varios fotógrafos en torno a los que ha destacado que "no llevaban chalecos" por lo que no se les podía diferenciar de los violentos.