La reunión del gobierno catalán del martes se convirtió en un debate en el que Mas les acabó preguntando si quieren repetir elecciones
MADRID, 30 Oct. (EUROPA PRESS) -
La reunión del pasado martes del Consejo de Gobierno se convirtió en un debate abierto sobre la declaración de inicio de ruptura con España que han pactado Junts pel sí y CUP, en el que al menos seis consejeros nombrados por Artur Mas le reprocharon haber alcanzado ese acuerdo y se mostraron en contra por entender que ese no es el camino a seguir, según publican hoy los diarios La Vanguardia y ABC.
Este encuentro se convirtió en una escenificación de la división existente en relación al acuerdo de Mas con la CUP, en el que el presidente catalán acabó preguntando a sus consejeros si lo que le estaban pidiendo era que repitiera las elecciones.
Según el diario La Vanguardia, algunos consejeros ya mostraron su "estupor" antes del inicio de la reunión del Consejo de Gobierno por las palabras de la presidenta del Parlament cuando exclamó "viva la república catalana".
El mismo martes y a la hora que daba comienzo la reunión del Ejecutivo de Artur Mas se hacía público de manera oficial la declaración que acaban de registrar JxS y CUP en el Parlamento catalán, por la que se acuerda dar inicio a la ruptura con España y desobedecer al Tribunal Constitucional. Tal es así que tuvieron que hacer fotocopias para que todos los consejeros pudieran leer el texto.
El primero en mostrar su disconformidad fue el consejero de Economía, Andreu Mas-Colell, quién preguntó abiertamente: "Pero, ¿esto qué es?" y añadió que el texto le parecía una "barbaridad" porque supone saltarse las leyes sin miramientos.
Según el rotativo catalán, la indignación de Mas-Colell dió paso a una intensa discusión en la que también intervinieron otros consejeros. El de Interior, Jordi Jané, es abogado y profesor de Derecho Constitucional, se mostró en contra del contenido y alertó de que ese no debe ser el camino. Su intervención sorprendió a algunos porque Jané es uno de los dirigentes leales de Convergencia que pocas veces difiere de la cúpula del partido.
El consejero de Territorio, Santi Vila --considerado como "moderado" y partidario del diálogo con el Ejecutivo central--, tampoco compartió la resolución de desobediencia y además se mostró crítico con la intervención de Carme Forcadell ante el pleno del Parlament.
Al debate también se sumaron los consejeros de Educación, Irene Rigau; de Empresa y ocupación, Felip Puig, y de Justicia, Germá Gordó. Los dos primeros preguntaron si esa declaración garantizaba la investidura de Artur Mas, algo que fue respondido en sentido negativo por el consejero de Presidencia, Francesc Homs.
Por lo que tanto Rigau como Puig consideraron que si no había garantías de que la CUP apoyara la investidura de Artur Mas, la resolución era innecesaria alegando que no tenía sentido claudicar en una negociación sin obtener nada a cambio. Germá Gordó, por su parte, discrepó del contenido de la declaración pero realizó una intervención más discreta.
El titular de Cultura, Ferran Mascarell, intervino para defender el contenido de la declaración y recordar que no puede sorpender a nadie ya que JxS se presentó a las elecciones con un programa de "desconexión" con España.
Tras escuchar a sus consejeros, Artur Mas intervino para dibujar un cuatro caótico y desolador si no se consigue el objetivo, ya que se verían abocados a medio año de interinidad y zanjó el debate preguntando a sus consejeros si lo que le estaban pidiendo es que repitiera las elecciones.
Algunos consejeros apuntaron que podría haber alguna otra solución y otros dijeron que tal vez no quedaba más remedio que someterse a otras elecciones ya que, según precisó uno de estos últimos, el país les ha dado una mayoría diabólica que no permite seguir adelante con el plan previsto.
Uno de los consejeros propuso que la votación de investidura fuera secreta para favorecer que algún miembro de la CUP y de Cataluña sí que es pot pudieran apoyarle, pero otro dejó claro que Artur Mas no podía ser investido de una manera "vergonzosa". Y hubo quien añadió que sólo faltaría que diputados de ERC aprovecharan el secreto para no votar a Mas.
ABC también recoge esta discusión en una información en la que explican que al menos cuatro consejeros advirtieron el martes a Artur Mas, durante una discusión de en tonos graves y severos, de que hay viajes que no tienen regreso.
Según este diario, en la reunión del Consejo de Gobierno no hubo ultimátums pero sí un reproche muy de fondo a la deriva que va tomando Artur Mas. En este contexto criticaron por innecesaria, frívola y peligrosa, la entrega a la extrema izquierda de al CUP porque coloca a Convergencia y a sus líderes en la marginalidad de los antisistema.
En ese encuentro se expuso que esta declaración puede acabar teniendo consecuencias imprevisibles si el Gobierno y el Tribunal Constitucional se lo toman en serio y a cambio de ningún progreso para Cataluña ni de ningún beneficio para Mas ni para su investidura, la Generalitat podría ser intervenida y suspendida la autonomía.
Si eso ocurriera, el Gobierno catalán no podría negociar nada. "Para preparar estructuras de Estado necesitamos el Gobierno", alegó ante Mas uno de los consejeros y fue respaldado por buena parte de sus colegas, según ABC.