MADRID, 22 Abr. (EUROPA PRESS) -
La Embajada británica en Madrid ha confirmado hoy a Europa Press que una embarcación de la Armada ordenó recientemente a una patrullera de la Guardia Civil abandonar "aguas gibraltareñas" pero ha aclarado que no hubo ningún tipo de amenaza.
Una portavoz de la legación explicó que este tipo de situaciones se han producido con anterioridad en el pasado y que, probablemente, seguirán ocurriendo en el futuro, debido al litigio existente entre España y Reino Unido a cuenta de la soberanía de las aguas que rodean al Peñón.
El incidente ha generado una cierta polémica mediática, principalmente en el Campo de Gibraltar. El sábado pasado el diputado del PP José Ignacio Landaluce advirtió de que el Gobierno de España "no puede permitir" que una embarcación del Instituto Armado sea expulsada "de su propia casa y, usando para ello la intimidación", en alusión al armamento que llevaba en su equipamiento la embarcación británica.
El PSOE ha reaccionado hoy a través de su portavoz de Exteriores en el Senado, José Carracao, que ha negado en declaraciones a Europa Press que la Armada expulsara a la Guardia Civil de unas aguas que España reivindica como propias.
La portavoz de la Embajada británica ha evitado hoy en todo momento mencionar la palabra 'expulsión' y ha explicado que el comandante de la patrullera de la Armada preguntó primero a los agentes españoles qué estaban haciendo en "aguas gibraltareñas" y posteriormente les indicó que abandonaran esas aguas.
Según la misma fuente, los agentes de la Guardia Civil abandonaron su posición tras la orden británica, aunque no pudo precisar el tiempo que transcurrió entre la intervención de la Armada y la salida de la Benemérita de las aguas que Gibraltar reclama como propias.
Según el relato de Carracao, es "falso" --y en esto coincide la Embajada-- que la lancha de la Armada amenazase a la Guardia Civil para que se retirara de la entrada del puerto de Gibraltar, en unas aguas que reivindica España, que sólo reconoce al Peñón --basándose en el Tratado de Utrecht de 1713-- como gibraltareñas las aguas del interior del muelle.
Según el relato de los hechos, la patrullera de la Guardia Civil persiguió hasta la entrada del puerto a una lancha por un supuesto delito de contrabando --de hecho los agentes vieron cómo los ocupantes de la embarcación tiraron al agua diversos paquetes durante la carrera-- y, cuando los presuntos delincuentes alcanzaron el muelle, la Benemérita decidió quedarse a la entrada del puerto y esperar a que salieran de nuevo.
Durante la espera, se les acercó una patrullera del Escuadrón de Gibraltar --la unidad permanente de la Armada en el Peñón-- cuyo comandante conminó a los agentes, en inglés, a abandonar esas aguas. Los agentes les responden que no entienden bien el inglés y, por tanto, lo que les quieren decir y permanecen donde están, mientras la embarcación del Escuadrón se va.
Según Carracao, la patrullera de la Guardia Civil se marchó de allí cuando consideró cumplida su misión, al constatar que los presuntos contrabandistas no tenían intención de salir del puerto. Rechaza de esta forma que se pueda hablar de expulsión puesto que, según él, los agentes no se movieron de su posición hasta que terminaron su cometido.
El senador socialista pidió al PP un poco de "seriedad y rigor" en la cuestión de Gibraltar y pidió a los 'populares' que apoyen al Ejecutivo en el objetivo de crear un clima de confianza "adecuado" que permita volver a conversar con Londres sobre la soberanía del Peñón.
El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Angel Moratinos, comparecerá mañana por la tarde ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado para hacer balance de la política exterior española. Es probable que, en este marco, surja en el debate el tema de Gibraltar.