Su postura se fundamenta en razones jurídicas y políticas y no variará en función del número de países que reconozcan al nuevo Estado
MADRID, 15 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno español mantiene "inalterada" su postura de no reconocer a Kosovo, que accedió a la independencia a través de una declaración unilateral, y por tanto seguirá sin entablar "ningún tipo de relación" con el Ejecutivo kosovar.
En una respuesta escrita al diputado socialista Alex Sáez, a la que ha tenido acceso Europa Press, el Ejecutivo ha explicado que su posición se basa fundamentalmente en su consideración de que la declaración unilateral de independencia de Kosovo contraviene el derecho internacional.
Su rechazo a reconocer a Kosovo se basa pues, en "razones de principio", y no variará en función del número de países que reconozcan a la exprovincia serbia como Estado independiente.
De ahí que la posición del Gobierno en cualquiera de los foros internacionales en los que se suscita la cuestión de Kosovo es la de "preservar que cualquier tipo de acto o decisión que se adopte no sea interpretado como un posible reconocimiento implícito de Kosovo como Estado independiente" por parte de España.
Para argumentar las razones de orden jurídico que sustentan la posición española, el Ejecutivo recuerda que el Acta final de Helsinki (el documento por el que 33 naciones europeas, EEUU y Canadá reconocieron en 1975 las fronteras surgidas de la Segunda Guerra Mundial) excluye la modificación de las fronteras en Europa de manera unilateral.
A esto se añade que la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad de la ONU que reafirma la integridad territorial de la República Federal de Yugoslavia continúa en vigor, pues no ha sido modificada ni anulada por oposición de dos de sus miembros permanentes (Rusia y China), que se oponen a la independencia de Kosovo como solución del conflicto.
Además, el dictamen consultivo del Tribunal Internacional de Justicia sobre la declaración unilateral de la independencia de Kosovo de 22 julio de 2010 no entró a considerar las consecuencias jurídicas de dicha declaración unilateral, es decir, la supuesta creación de un nuevo estado.
Por último, la Comisión Badinter que estableció los criterios de disolución ordenada de la antigua Yugoslavia en el marco de la Conferencia de Ginebra que se convocó a tal efecto cuando comenzó ese proceso fijó, entre otros, el mantenimiento de las fronteras de las Repúblicas que componían ese país.
SER CONSTRUCTIVOS
Pero detrás de la oposición de España a no reconocer a Kosovo figuran también razones de orden político, como la "necesidad de garantizar la viabilidad de Estados multiétnicos y pluri-religiosos", de mantener la coherencia en relación con situaciones parecidas en Bosnia-Herzegovina (donde no se le permite a la Republika Srpska independizarse o unirse a Serbia, como es su deseo), Osetia o Abjazia.
No obstante, precisa el Gobierno en su respuesta, el rechazo a reconocer Kosovo no impide a España mantener una "postura constructiva" con respecto a este territorio, dado que "no existe animadversión" contra él.
Así, desde 1999 España participa en la Misión de Administración Provisional de la Nacional Unidas en Kosovo (UNMIK) y la Fuerza Internacional de Seguridad (KFOR) y ha apoyado a la misión civil de la UE en Kosovo para el imperio de la ley (EULEX) por contribuir a la paz y a la estabilidad en Kosovo y en la región.
España tampoco se opuso a la negociación para celebrar un Acuerdo de Estabilización y Asociación con Kosovo, siempre y cuando se incluyera una referencia a la Resolución 1244 de Naciones Unidas y no se prejuzgara la postura de los Estados miembros respecto al estatuto de Kosovo. En otras palabras, que se respetara la posición española de no reconocimiento.