Su psiquiatra cree que por su enfermedad era "manipulable" cuando vendió su parte
BARCELONA, 30 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los hijos del empresario Miquel Horta, exsocio capitalista del chef Ferran Adrià, consideran que a su padre le corresponde el 84% del negocio de El Bulli, que en proporción en un informe pericial que han encargado cifra en 67 millones de euros.
Cuando Miquel Horta hizo en 1994 un préstamo a El Bulli de 47 millones de pesetas se quedó con el 20% de las acciones, pero la familia cree que entonces el chef y su socio, Juli Soler, engañaron al empresario porque, según ellos, le correspondería un 84% de las acciones por el dinero invertido.
Horta vendió en 2005 su parte a Adrià y a Soler por 200 millones de las antiguas pesetas, pero los hijos sostienen que esta cantidad debería ser mucho mayor, al considerar que debería haber recibido el 84% del valor del restaurante, por lo que aseguran que el cocinero y su exsocio engañaron de nuevo a su padre para comprárselas por un valor inferior.
Esta versión choca con la que el propio Adrià dio este lunes ante la juez durante el juicio que se celebra estos días en la Ciudad de la Justicia de Barcelona, de que compraron la parte de Horta "para ayudarle" porque necesitaba dinero por las dificultades económicas que padecía por otros negocios fallidos.
ADRIÀ LO VE RAZONABLE
Este martes se han cruzado también las versiones de los peritos aportados por la acusación que sostienen los argumentos de la familia, que ven irregulares estas maniobras, y los de la defensa de Adrià que han considerado "razonable" la cantidad pagada a Horta.
También han declarado este martes en el juicio como testigos varios psiquiatras para averiguar si Horta estaba en su plenitud de condiciones mentales cuando en 2005 vendió sus acciones a Adrià y Soler, o estos se aprovecharon de su enfermedad para comprárselas a un precio inferior a su valor real.
Según ha explicado el psiquiatra que lo atiende desde 2002, Horta sufre un trastorno bipolar y otras afecciones psicopáticas que lo hacen "especialmente manipulable", aunque ha reconocido que no hay documentos que certifiquen que lo sufría antes de octubre de 2007.
Sin embargo, ha defendido que su paciente "bien no ha estado nunca", y que ya en 2005 sufría un estado depresivo con ideas suicidas que provocaba que fuera fácilmente manipulable y que muchos se aprovecharon de sus debilidades, pero su familia no lo internó hasta diciembre de 2009.
En cambio, los informes de los psiquiatras encargados por la defensa de Adrià han sostenido que en 2005 en absoluto estaba incapacitado para tomar este tipo de decisiones, lo que contrasta con la versión de los hijos de Horta que creen que se aprovecharon de la debilidad de su padre.
Este lunes Adrià negó en el juicio ante la titular del Juzgado de Primera 2 de Barcelona que en 2005 tuviese conocimiento de la enfermedad mental de Horta, y que no fueron informados de ello hasta 2008.