MADRID, 11 Jul. (EUROPA PRESS) -
La Fundación Miguel Ángel Blanco entregó hoy el XI Premio a la Convivencia a Irene Villa y a su madre María Jesús González, víctimas de un atentado de ETA con coche bomba el 17 de octubre de 1991, por considerar que ambas son "ejemplo de esperanza y de fortaleza" para las demás víctimas y para el conjunto de la sociedad española.
Así lo aseguró Mari Mar Blanco, presidenta de la fundación y hermana del concejal del PP asesinado por ETA hace ahora 11 años, en un acto de homenaje a la memoria de Miguel Angel Blanco celebrado en la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid, que contó con la presencia de la jefa de gobierno regional, Esperanza Aguirre, el líder del PP, Mariano Rajoy, el ex ministro y portavoz de Justicia, Federico Trillo, y numerosas víctimas de ETA.
Aguirre recalcó que el sacrificio del edil del PP "no fue en vano" y añadió que gracias a él los españoles tomaron "plena conciencia de que las víctimas son los máximos referentes morales de la sociedad y de la democracia". "Honrar la memoria de Miguel Ángel es mantener viva la de todas las víctimas del terrorismo", recalcó, para añadir que "nadie tiene derecho a hablar de paz" en nombre de las víctimas y "sin antes contar con ellas".
María Jesús González aseguró que el galardón recibido hoy era un "bálsamo" para las heridas sobre todo después de que el Gobierno socialista decidiera "romper" el Pacto Antiterrorista, "posiblemente sin mala intención", "negociar con los asesinos" y "dejar sin voz a las víctimas".
Su hija Irene Villa calificó de "doloroso" el proceso vivido hace unos meses cuando algunas personas le paraban por la calle y le preguntaban si las víctimas no querían la paz y si "estaban politizadas". Según explicó, a partir de ese momento optó por defender su compromiso a través del esquí adaptado y afirmó que la cercanía y el cariño de la sociedad es lo que "ayuda a curarse".