MADRID 18 Mar. (EUROPA PRESS) -
El ex ministro de Administraciones Públicas Jordi Sevilla, contratado por Price Waterhouse tras abandonar su escaño de diputado del PSOE, ha defendido hoy su libertad de expresión para denunciar aquello que "no le gusta" frente a la "incomprensión", la cual, a su juicio, "a veces merece la pena".
En un artículo publicado en su página personal de Internet, que recoge Europa Press, Sevilla se pronuncia así días después de la entrevista concedida a la revista 'Vanity Fair', donde arremete contra el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, a quien acusó de "castigar con la indiferencia" a quien le lleva la contraria y a quien afeó que no se fíe "ni de su mujer Sonsoles".
Aunque en su escrito no hace mención alguna directa a la polémica que han generado sus palabras sobre el jefe del Ejecutivo y sobre la conveniencia de acometer una crisis de gobierno en junio, el ex ministro sí subraya que no va a renunciar "a la utopía de ser libre" y de creer en la libertad de expresión aunque le lleven "la contraria".
NO LE GUSTA LA SOCIEDAD EN LA QUE VIVE
Asegura, además, que no va a dejar de pensar en que "es posible organizar las cosas de otra manera mejor, de no resignarse, de negarse a aceptar lo malo y de no claudicar ante quienes intentan denigrarte con la misma ligereza con la que se critica a un árbitro de fútbol que no ha pitado lo que tú crees que ha sido un penalti".
Por ello, Sevilla, que dice parecerle importante "mantener la esperanza", se muestra "convencido" de que "la incomprensión, a veces, merece la pena" cuando se está "ante la lucha por la razón, a muy largo plazo".
"No me gusta la sociedad en la que vivo porque creo que algunos de sus fundamentos esenciales están provocando sufrimiento, injusticia, frustración y desigualdades", enfatiza el ex diputado socialista, quien, sin embargo, cree que esta situación "no es inevitable" y que se puede cambiar "si no nos resignamos y si estamos dispuestos a aguantar insultos".
PUEDE SER VANIDAD
"Luchar por una sociedad más justa, a partir de la libertad, la igualdad y la solidaridad, eleva el tono moral de quien lo practica. Y reconforta --asevera--. No sé. Será vanidad o que todavía, a mis 54 años, me sigo sintiendo joven y con ganas de cambiar aquello que no me gusta".
El ex titular de Administraciones Públicas añade que podrá "equivocarse" y que, "por supuesto", no pretende "tener razón" aunque explique sus "razones". "Pero, después de pensarlo mucho, aquí sigo, de pie", concluye.