Dado por muerto al inicio, los debates, su táctica de moderación y el reconocimiento como interlocutor por Rajoy le ha impulsado
MADRID, 19 Dic. (De la enviada especial de EUROPA PRESS, Ana Fernández Vila) -
Podemos afronta las elecciones generales de este domingo con el convencimiento de que puede dar la sorpresa, tras una campaña en la que ha encontrado vía libre para afianzar su "remontada", después de que sus rivales le dieran prácticamente por muerto al inicio de la contienda electoral, cuando partía, según los sondeos, en un cuarto puesto y sin opciones de jugar un papel decisivo en la próxima legislatura.
Quince días después, la formación liderada por Pablo Iglesias vive uno de sus momentos más dulces de los últimos meses, durante los cuales ha conseguido institucionalizar su papel como un actor más de la vida política española. A ello ha contribuido que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, haya decidido reconocerles como interlocutores en los grandes asuntos de Estado, como Cataluña o la lucha contra el terrorismo yihadista.
Esta cuestión, sumada al hecho de que Podemos ha ido suavizando sus propuestas a lo largo de sus dos años de vida -por "responsabilidad de Estado", alega el partido--, ha contribuido a que la formación ya no despierte los recelos que inicialmente generaba entre los votantes, que encontraron en Ciudadanos un refugio para votar un "cambio" más cómodo y menos arriesgado, con su consiguiente reflejo en las encuestas.
DEL CUARTO PUESTO A LA "REMONTADA"
Así, Podemos pasó de alcanzar una segunda posición tras el PP y superando al PSOE en el ranking elaborado en enero por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), a ocupar un cuarto puesto en todos los sondeos de los últimos meses, siendo adelantados por el partido naranja. No ayudaron las elecciones catalanas de septiembre, que les consolidaron en ese cuarto puesto de salida para afrontar la precampaña de las generales.
No obstante, Podemos ha conseguido llegar al "sprint" final con el "viento de cola". "Adelante que lo estamos tocando con la punta de los dedos, adelante que podemos ganar", ha proclamado una y otra vez el candidato a la Moncloa de la formación morada, Pablo Iglesias, a lo largo de una campaña que le ha llevado a recorrer unos 13.000 kilómetros y que, según el balance de la formación, ha ido "de cine".
En esta campaña ha jugado a su favor el hecho de que sus adversarios, convencidos de que el partido morado no representaba ya una amenaza, no le hayan situado en el foco de sus ataques y más allá de los debates o de las duras críticas del expresidente socialista Felipe González, apenas hayan hecho hincapié en algunos de sus puntos débiles que más inseguridades despertaban, como su respaldo al gobierno griego de Syriza, Alexis Tsipras, así como sus antiguas relaciones con la Venezuela chavista.
Por el contrario, Pablo Iglesias sí que ha convertido a Rajoy y su Gobierno en blanco de todos sus ataques y se ha reivindicado como la única alternativa PP y el único voto último para evitar que los 'populares' se mantengan al frente del país cuatro años más.
Además, el partido morado, que se reivindica como 'hijo' del movimiento 15M y el único que ha sabido recoger el guante de sus reivindicaciones -principalmente, poner las instituciones al servicio de la gente--, se siente especialmente cómodo en un contexto de contacto directo con sus simpatizantes, que han abarrotado cada uno de los mítines que ha ofrecido el candidato a la Moncloa.
LOS DEBATES, "DETERMINANTES"
Los últimos debates también han sido claves para la remontada de Podemos. Según la formación, fue especialmente determinante el 'cara a cara' que sólo enfrentó al presidente del Gobierno y al secretario general del PSOE y aspirante a la Moncloa, Pedro Sánchez, dos "señores de lo viejo" que, a juicio de Podemos, emplearon "un tono y unas formas que ya no forman parte de la nueva política en España".
El partido morado considera ese debate la prueba definitiva de que el bipartidismo ha llegado a su "fin" y ha comenzado una "nueva transición" en la que Podemos jugará, según sus expectativas, un papel determinante. Además, han utilizado el duro 'rifirrafe' protagonizado por Rajoy y Sánchez para erigirse en ejemplo de "calma" y "altura de Estado" frente a la "crispación", los "gritos" y los "insultos". Esa es la baza que ha jugado Iglesias en algunos de sus mítines, en los que incluso ha llegado a susurrar al micrófono.
Los debates en los que sí ha participado Iglesias también han jugado a su favor. De hecho, el líder de Podemos fue uno de los que mejor parado salió del debate a cuatro de la semana pasada, frente a sus dos competidores directos: El candidato del PSOE y el de Ciudadanos, Albert Rivera. Así, en Podemos ya hablan de que han dejado "muy atrás" la "burbuja" naranja.
"REMONT-ADA"
La formación morada también ha tratado de sacar provecho de sus alianzas territoriales con Compromís, En Común y Anova, formaciones con una importante popularidad en sus territorios -Comunidad Valenciana, Cataluña y Galicia, respectivamente--. De hecho, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha compartido cartel hasta cinco veces con Iglesias, llegando a 'robarle' incluso el protagonismo en el acto central de campaña de Madrid. El muchas veces coreado lema de "Remontada" se transformó aquel domingo en la capital en "Remont-Ada".
No obstante, a pesar de que se ven "fuertes" para afrontar el domingo su primera cita con las urnas en unas elecciones generales, son conscientes de que no en todos los sectores el "cambio" que predican ha calado del todo. Prueba de ello es la continua apelación al voto de "los que peinan canas" y a los "nietos" que animan a acudir a votar "con sus abuelos".
Además, como viene haciendo desde hace meses, Podemos ha hecho énfasis en esta campaña en tratar de captar tanto el voto de los indecisos como el de los "votantes socialistas de corazón" a los que apela a "votar morado" para ser fiel a sus principios. De hecho, el partido llegó a sugerir en un vídeo electoral que el fundador del PSOE, Pablo Iglesias, votaría hoy al partido morado.