Los miembros de las Fuerzas Armadas agradecen más la atención al partir y regresar de la misión que cuando hay un atentado mortal
MADRID, 27 May. (EUROPA PRESS) -
Sólo uno de cada 1.000 militares españoles desplegados en misiones en el exterior presenta problemas psicológicos que obligan a su repatriación a España, un porcentaje "muy bajo" en comparación con el de otros países y que el Ejército de Tierra atribuye, entre otras cosas, a la preparación de los militares españoles, su fuerte motivación y la atención que se otorga a la salud mental y al clima laboral.
Así lo han explicado en una entrevista con Europa Press los capitanes psicólogos del Ejército de Tierra Daniel Donoso y Macarena Pascual de Riquelme, ambos con una amplia experiencia en operaciones internacionales, que les ha llevado a escenarios como Irak, Kosovo, Líbano y Afganistán.
En todas las misiones que desarrollan en el exterior los contingentes españoles cuentan con un psicólogo, que se integra en las unidades desde antes del despliegue, durante la fase de concentración, y les acompaña durante todo el tiempo que permanecen en la zona de operaciones y posteriormente continúa a su disposición.
Su papel antes del despliegue es clave, ya que, tal y como ha explicado el capitán Donoso, es importante que cuando esté en el teatro de operaciones el militar sepa que "tiene que ser responsable de su salud psicológica" y pueda "identificar cuando sucede algo anormal y conocer las herramientas que puede utilizar para hacer frente a un problema".
"El trabajo tiene que estar hecho", explica el capitán. "Y porque la preparación es fundamental, la preparación psicológica está encardinada en la formación militar, para aumentar así su resistencia", señala.
"EN CONSTANTE ALERTA"
En cualquier caso, una vez desplegados, los psicólogos están "en constante alerta" y preparados para atender la necesidad de cualquier militar. Además, llevan a cabo continuas evaluaciones para detectar si la respuestas de los compañeros ante las situaciones que están viviendo son las adecuadas.
Esto no quiere decir que no se sufran síntomas de estrés, ya que, según precisa la capitán Pascual de Riquelme "lo normal es presentar alteraciones". "Si estás en una posición en la que ha habido un incidente, lo normal es que en los próximos dos días a lo mejor no descanses bien", señala.
Por ello, la tarea del psicólogo es "informar al personal, hacerles comprender y entender que esos síntomas son normales e incluso a veces necesarios", y explicarles cuál es el modo de afrontar el problema, con la ayuda de los compañeros, del mando y del psicólogo.
La preocupación surge cuando hay síntomas que "se salen de la media" y la imposibilidad de dormir se alarga o se presentan, por ejemplo, alteraciones en los hábitos alimentarios. Aunque la capitán asegura que estos síntomas aparecen "en un porcentaje muy bajito".
De hecho, el capitán Donoso asegura que el número de casos que atiende el servicio psicológico en zona es "muy pequeño", aunque lógicamente "varía de una misión a otra, porque las circunstancias son muy diferentes".
Teniendo en cuenta esta premisa, el capitán indica que se estima que "una media del 5% de todo el contingente es atendido por el psicólogo en zona", lo que no implica transtornos, ya que en muchas ocasiones sus consultas se deben a problemas familiares o de convivencia.
De hecho, según explica el capitán Donoso, el porcentaje de personas que necesitan una atención "más especializada y que por tanto requiere un traslado a territorio nacinal" es muy pequeño, de alrededor del "0,1%". Esto no quiere decir que en todos las rotaciones se produzca un caso, ya que hay algunos en los que no ocurre ninguno.
De hecho, la capitán Pascual de Riquelme pone como ejemplo la última misión en la que ha participado, en Afganistán, acompañando al contingente que estaba desplegado cuanto tuvo lugar el último atentado sufrido por las tropas españolas, en el que falleció el sargento primero Joaquín Moya.
La capitán, destinada en la Capitanía General de Sevilla, destaca la excepcional reacción que tuvieron los compañeros del militar fallecido los días posteriores al incidente y durante el resto del despliegue. E incluso, asegura, una vez en España no se ha solicitado su atención.
La psicóloga se desplazó inmediatamente después de tener conocimiento del atentado y permaneció diez días con los compañeros del sargento Moya en la posición avanzada en la que se encontraban. Durante esos días, se dio atención personalizada a todos los militares, que también procedió de sus mandos, un eslabón muy importante en la cadena de atención, necesario para mantener la unión del grupo.
"La unidad reaccionó muy bien --relata la capitán--. Los compañeros vivieron una reagrupación muy fuerte, se cohesionaron mucho. El sargento primero murió cumpliendo su deber y haciendo lo que él quería y eso les refuerza, porque cuando un compañero muere es un punto de inflexión, pero de crecimiento personal".
A su juicio, "cuando los militares son capaces de superar una situación así salen fortalecidos". En este caso, insiste, "la gente iba muy bien preparada y la reacción fue muy buena".
Mientras tanto, y por lo que se refiere al impacto que este tipo de acontecimientos graves tiene en España, ambos psicólogos coinciden en que al militar desplegado "le pilla muy lejos". De hecho, el capitán Donoso apunta que lo que realmente agradece el militar es otro tipo de reconocimientos.
"Lo que el militar aprecia es otro tipo de detalles que cada vez se hacen menos --apunta el capitán--. Antes era muy normal que, cuando una brigada se iba de misión y volvía, se organizaba una recepción en la localidad donde está ubicada la unidad. Eso se aprecia más".
Es más, la capitán apunta que hay que ser muy cuidados y tratar siempre de "reducir el dolor de las familias, no intensificarlo", como puede ocurrir cuando son objeto del foco mediático.
"TODOS LOS DÍAS SON LUNES"
Mientras la capitán Pascual de Riquelme ha llegado hace unos meses de Afganistán, el capitán Donoso se desplazará próximamente a Líbano, dos operaciones muy diferentes por la misión que desempeñan los militares españoles y por las condiciones de vida y de trabajo. Sin embargo, ambos recalcan que no implica menos problemas.
Es más, el capitán Donoso apunta que en las misiones como las de Afganistán "la problemática es menor", porque las tropas están muy centradas en su trabajo, aunque esto también conlleva una "fatiga mantenida", aunque, por otra parte, cuando hay un problema suele ser "más grave".
Por su parte, en las operaciones como las de Líbano, aunque nunca hay que bajar la guardia por la seguridad, los problemas que surgen proceden de las relaciones personales. "Como se suele decir, el problema es que todos los días son lunes", afirma el capitán.
Esto conduce, indica la psicóloga, a una mayor "sensitividad", es decir, que la convivencia está sometida a un "mayor desgaste", al mismo tiempo que se otorga una mayor atención a las relaciones personales en el territorio nacional.
En cualquier caso, ambos aseguran que el plano familiar se cuida también mucho, desde la perspectiva de los militares pero también desde la de los familiares, que reciben información tanto sobre la misión como sobre los efectos que puede tener en el comportamiento durante el despliegue y a la vuelta.