El historiador Paul Preston defendió hoy el derecho de los familiares de las víctimas de la Guerra Civil y el régimen franquista a "llorar a sus muertos" al tiempo que afirmó que el hecho de que hoy existan personas que se opongan a la recuperación moral de los represaliados de la dictadura es la muestra del "éxito" del esfuerzo de Franco por dividir España "en vencedores y vencidos".
Preston, que impartió una conferencia bajo el título 'El legado de Franco' en el seminario 'Memoria y Franquismo: desenterrar la verdad' en el marco de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense en el Escorial (Madrid), desveló las claves, a su entender, de la permanencia del dictador en el poder así como sus consecuencias en la sociedad española de hoy.
El autor del libro 'Franco' (1993) achacó al legado del "éxito" de la política propagandística ideada por el dictador para permanecer en el poder el que hoy haya quien se pregunte "si el revisionismo histórico sirve para aclarar el pasado o reabrir viejos odios". "¿No será ese el legado más duradero de la dictadura, el de perpetuar la división entre vencedores y vencidos?", se preguntó Preston.
De esta forma, si bien consideró la "dificultad" de legislar sobre la memoria colectiva de un país -o "conciencia histórica"-, Preston aseguró que las "injusticias" que se cometieron en la guerra civil y la dictadura "sólo pueden solucionarse a través de la ley". "No se puede compensar ningún muerto, no cabe ninguna duda, pero reconocer la injusticia, encontrar los restos mortales y poder llorarlos es un derecho elemental de todos", enfatizó.
"Sólo los que tienen algo que ocultar pueden pensar que esos es reabrir heridas -prosiguió--. El que los familiares de las víctimas busquen justicia no significa que busquen venganza. El que se diga eso nos lleva al punto de partida y muestra el éxito de Franco de dividir España en vencedores y vencidos", afirmó Preston.
El historiador explicó el nacimiento de un movimiento popular en la sociedad española de hoy para recuperar la memoria de los fallecidos en el bando republicano por la existencia de una generación que ha crecido en democracia y no vivió el 'pacto del olvido' que siguió a la muerte de Franco y que, por ello, quieren homenajear la memoria de sus abuelos.
ANULAR LAS SENTENCIAS
A su entender, las reivindicaciones del movimiento popular para recuperar la memoria histórica se basan en la creencia de que la democracia española en la actualidad está "los suficientemente madura como para admitir un debate serio como éste, así como sus consecuencias". A esto, se añade el hecho de que "los testigos de aquel momento estén desapareciendo, lo que acelera el proceso".
En esta línea, Preston aseguró que "todavía hoy hay un franquismo subyacente", motivo por el que dijo "entender", aunque no compartir, el hecho de que haya quienes aseguren que anular los juicios sumarísimos "es abrir la caja de Pandora". A su entender, las sentencias que se emitieron por consejos de guerra "carece absolutamente de base legal", motivo suficiente para declarar su nulidad.
En cuanto a la retirada de símbolos franquistas de las calles y plazas de los pueblos y ciudades españolas, el historiador negó que ésta sea una tarea "inútil", aunque se paró en la importancia de analizar "símbolo por símbolo". No obstante, en el caso del Valle de los Caídos, aseguró, "hay que convertirlo en un lugar de enseñanza histórica".
"El gran esfuerzo de Franco era dividir España en vencedores y vencidos y, yo creo que, ya que lo hizo a través de un control totalitario de los medios de comunicación y del sistema educativo, las consecuencias de división todavía existen en la sociedad", aseguró Preston.
Destacó además entre los asuntos de los que se ocupó el aparato propagandístico de la dictadura, el 'tapar' los logros educativos y sociales de la II República, ofreciendo una "visión violenta" de ésta "desde los púlpitos, los medios de comunicación y los colegios" para justificar así la permanencia del régimen.
"La Guerra Civil se está luchando hoy sobre el papel", afirmó refiriéndose de nuevo a la "crispación" que Franco se esforzó por mantener durante la dictadura y que todavía hoy permanece. A ello se debe, en su opinión, el que todavía hoy haya a quienes "les moleste" la recuperación moral de los represaliados al ser "más conscientes" de los 'mitos' que se crearon en torno a la figura del dictador que de sus "costes humanos".
LOS MITOS, TODOS FALSOS
El historiador afirmó que el "legado más obvio" del franquismo en España son las "creencias populares" demostradas "falsas" por los historiadores. "No fue el dictador más joven de Europa, no fue el artífice de la neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial, no fue un genio militar ni el arquitecto del crecimiento económico de los años 60", afirmó, así como el que fuera partidario de la democracia tras su muerte.
Dicho esto, afirmó que Franco dedicó que los últimos 18 años de su vida a sus aficiones, la caza, la pesca, la televisión, el cine y las quinielas y a ingeniárselas para tratar de mantener la continuidad del régimen a través de la figura de Juan Carlos de Borbón, algo que le resultó "inútil", puesto que esté "no llevó a cabo las tareas que le fueron encomendadas entonces".
Tras la muerte del dictador, Preston recordó que "los recuerdos de la guerra civil seguían presentes", por lo que la incipiente democracia "exigía silencio" a pesar de que aún quedaban "asuntos pendientes" en relación a los familiares de las víctimas del franquismo "que nunca desenterraron ni lloraron a sus muertos".
Preguntado durante el coloquio por si cree que durante el gobierno de Felipe González no se hizo lo suficiente por resarcir a las víctimas del franquismo, Preston reconoció "extrañarse" por la lentitud con las que se llevó la libertad a la democracia, aunque afirmó "entenderlo", si no justificarlo, por el hecho de que entonces "había que obrar con cautela" ante unas fuerzas armadas "entrenadas para una división interna".
Preston admitió sentirse "molesto" por las afirmaciones de una tendencia de la izquierda en España que es "crítica con la Transición". A su entender, el paso a la democracia, fue "modélico" puesto que, de otra forma, hubiera desencadenado en un "derramamiento de sangre". "El pacto de silencio implicó el acuerdo táctico de no utilizar la dictadura ni la Guerra Civil como un instrumento político", recalcó.