Las Palmas, 7 Jul. (EUROPA PRESS) -
El profesor asociado del Departamento de Análisis Económico de la Universidad de La Laguna y experto en energía, Francisco Ramos, confía en que la crisis energética que sobrevendrá por la escasez y consecuente encarecimiento del petróleo y otros combustibles fósiles a partir del declive de su producción tiene solución; el desarrollo tecnológico y el ahorro energético. "Lamentablemente, la región esperará para cambiar su patrón de consumo energético cuando se resienta el bolsillo y no le quede otro remedio". Ramos es escéptico de que el Plan Energético de Canarias 2006 (Pecan) contribuya de manera efectiva para afrontar la situación.
El Pecan "plantea la sustitución del petróleo por el gas en la producción de electricidad pero se trata de dos combustibles fósiles llamados a desaparecer", advirtió. "El cambio de uno por otro, cuando los científicos de todo el mundo prevén que la extracción de ambos dejará de ser rentable con apenas unos años de diferencia, no parece ser una alternativa razonable".
En el corto plazo también quedan descartadas las energías renovables "por los problemas técnicos que imponen en un sistema energético aislado como el canario, que limitan mucho su implantación", el hidrógeno, "que no es la vía para disminuir el consumo", y la energía nuclear, "que plantea el problema de los residuos y, probablemente, quedará sometida a una moratoria en poco tiempo por la Unión Europea". La mayoría de los biocombustibles "son un fraude porque su elaboración requiere más energía de la que producen y sólo son la respuesta para los agricultores europeos, que quieren mantener sus cultivos subvencionados".
La escasez de los combustibles "no llegará en Canarias al punto de erradicar los viajes de placer ni impondrá restricciones al uso de la electricidad o el agua", como ocurre en otras partes del mundo. Ramos confía en que la sociedad y las autoridades "tomarán medidas" antes, por lo que "el encarecimiento del petróleo y su escasez no tendrá consecuencias en servicios básicos, como la actividad de las desaladoras de Lanzarote y Fuerteventura, que producen "buena parte" del agua que se destina al riego agrícola y otros usos.
"Mucho antes de peligrar el agua, ya se habrá reducido el uso energético de otras actividades menos relevantes", estimó Ramos. Se refería así al transporte privado de las islas, sobre el que augura "tasas de circulación, como las impuesta por Londres, y la reducción de aparcamientos públicos para forzar el uso del transporte privado".