BEIJING 8 Jun. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, Débora Altit) -
El número de condenados a muerte en China se ha reducido en cerca de un 10 por ciento desde que a principios del año se reformara el sistema penal, haciendo que todas las condenas a pena capital sean revisadas por el Tribunal Popular Supremo.
La causa es que los tribunales provinciales son ahora más cuidadosos a la hora de dictar este tipo de sentencias, explica el periódico 'China Daily', que cita a Ni Shouming, portavoz del Tribunal Popular Supremo, para aclarar el motivo.
"Las instancias inferiores tienen que ser más prudentes ahora. Si el Tribunal Supremo recusa una sentencia y la envía de vuelta para que se celebre un nuevo juicio, no sólo significa que el primer juicio fue incorrecto, sino que además es un motivo de vergüenza para el tribunal inferior".
El "perder cara", que es como denominan los chinos al quedar en ridículo o en evidencia, puede ser un traumático motivo de humillación en el país asiático. Y, a juicio de un experto citado también por el diario, es probable que al final del año las condenas terminen cayendo un 20%.
"La indulgencia y un uso más juicioso de la pena capital es la tendencia de estos tiempos, un concepto en línea con la práctica internacional", afirmó Chen Weidong, profesor de la Universidad del Pueblo.
Otros expertos han afirmado que, a la larga, China terminará aboliendo la pena capital, aunque se tratará de un proceso muy lento al que la propia sociedad deberá habituarse gradualmente.
Cuál es exactamente el número actual de condenados, sin embargo, sigue sin conocerse, en un país que, según las organizaciones pro Derechos Humanos, ejecuta a más personas que todos los demás estados del mundo juntos. China sólo ha ofrecido el dato de que, el año pasado fueron condenados a penas de más de 5 años de cárcel 153.724, y en esta cifra se incluyen también los condenados a muerte.
De acuerdo con Amnistía Internacional, el país ajustició en 2005 a 1.770 personas, el 80% del total mundial. Aunque, según han señalado fuentes chinas extraoficialmente, el número real podría fácilmente acercarse a los 10.000 ejecutados.
La máxima instancia dejó de tener la facultad para dictar las condenas a muerte a principios de los años 80, cuando un acusado aumento de la criminalidad decidió a las autoridades a permitir que los tribunales provinciales tuvieran la última palabra para acelerar los procesos criminales.
Sin embargo, en los últimos años comenzaron a extenderse las críticas al sistema, y desde la prensa se solía informar de casos de abusos y de frecuentes errores judiciales por parte de los tribunales inferiores, así como sobre la diferente suerte que podía correr un mismo acusado en función del lugar del país donde fuera juzgado.