Fermín Bocos.- El último libro

MADRID, 24 Abr. (OTR/PRESS) -

No sabemos qué nuevos instrumentos de comunicación nos va a deparar la tecnología; lo que sí sabemos es que, pase lo que pase en el ciberespacio, la aventura de los libros continuará. Continuará desafiando las profecías -y dejando en evidencia a los profetas- ,que habían pronosticado su final a la manera como la guerra de Iraq, la de Afganistán y la amenaza globalizada del terrorismo islamista dejó en evidencia a Fukuyama y su profecía sobre el "final de la Historia".

El futuro de los libros no tiene más límite en el horizonte que los límites de la imaginación de quienes los escriben. Por su modesta condición material -pesan poco, son fáciles de transportar y no necesitan "entornos wifi"-, serán siempre la mejor compañía del ser humano dispuesto a disfrutar de una soledad enriquecedora. Para Antonio Gamoneda, Premio Cervantes de este año, leer es vivir y simultáneamente, descansar de vivir.

La lectura es el modo más feliz de conversar con uno mismo -según el decir de Gabriel García Márquez - y, para su antiguo amigo, Mario Vargas Llosa, leer es un placer propio de dioses. Leer, que para el irónico es la segunda mejor cosa que se puede hacer en la cama, para Álvaro Mutis -que pasó buena parte de su vida en una- es volver a nacer. Y, también, vivir otras vidas según proclama Juan Marsé, porque -según él- leer enciende nuestros sueños. O los colma todos, porque dice Carme Riera que aquello que la vida nos niega, los libros nos lo regalan. Mutis creía que sí algún día desaparecen los libros, ése día, será el último día del mundo. Tengo para mí que va para largo. Afortunadamente, podríamos añadir.

Fermín Bocos.