MADRID 19 Feb. (OTR/PRESS) -
Pues pese a todos los comentarios de los medios -y sin saber del todo el fondo de la trama- yo no tengo tan claro el desastre inminente de la Nueva Rumasa y menos aun que la actual situación sea comparable a la sorprendente y nocturna expropiación del año 83. Y no lo tengo claro porque la deuda que al parecer tiene la NR no resulta en absoluto desorbitada en dos sentidos: en primer lugar si se atiende al patrimonio de la empresa que, al parecer, roza los seis mil millones de euros y en segundo lugar si se compara con la difícil situación de otras muchas empresas igualmente endeudas con la Seguridad Social y que no ocupan las portadas de los periódicos porque son la lamentable consecuencia de una crisis global y nacional que nadie le es ajena. Y hablo de empresas privadas para no meterme, por ejemplo, en el pantanoso charco de algunas cajas de ahorro como la de Castilla-La mancha. Tampoco quiero detenerme en las pérdidas de las televisiones públicas, nacionales o autonómicas, ni en ERES verdaderamente escandalosos que no sólo nos han costado dinero a todos sino que han dejado en la calle a mucho trabajador, cosa que, hasta ahora, no parece haber ocurrido en el holding de Ruíz Mateos.
Naturalmente que el mal de muchos sólo consuela a los tontos, pero tal vez cabría preguntarse no por qué Nueva Rumasa es noticia, que ya se sabe que lo va a ser, pero si por qué ya en no pocos medios se da como finiquitada cuando lo que se ha tomado es una primera medida para ganar tiempo y encontrar soluciones posibles.
No me voy a convertir en el defensor de Ruíz Mateos pero tampoco me voy a unir a un linchamiento prematuro. Es cierto que sus ofertas de inversión resultaban demasiado buenas para no aceptar el riesgo que pudieran tener y es cierto que la CNMV advirtió no sé cuantas veces de ese riesgo. Es cierto que la forma de estar en los negocios de la familia Ruíz Mateos resulta heterodoxa. Pero también es cierto que si la privatización de la primera Rumasa fue un golpe de efecto, su privatización posterior está aun por explicar y fue un magnifico negocio para muchos y muchas sentencias de muchos tribunales cuestionaron el justiprecio fijado en aquel momento.
No todo está claro en esta historia y hacer ahora juicios de lo que pueda pasar, parece al menos prematuro. El tiempo, cuatro meses tan sólo, dará o quitará razones aunque si sólo depende de la banca española, de sobra debe saber el propio Ruiz Mateos que le va a resultar muy difícil porque, entre otros, su pecado fue entrar en ese campo vedado entonces a los ajenos a la "familia". No sé, pero todo es raro y a la vez podría resultar estremecedoramente sencillo si uno creyera en las conspiraciones, que no es le caso por ahora. Pero hay como demasiada prisa por enterrar en vida a la Nueva Rumasa y eso mosquea.