MADRID 2 Mar. (OTR/PRESS) -
El titular era rotundo, claro y a primera vista esperanzador: la venta de coches ha batido en febrero un récord histórico. Hasta ahí todo bien en un sector que había acusado no sólo la crisis sino la falta de crédito. Pero hablas con los fabricantes y los concesionarios y no parecen del todo felices. Detrás de las magníficas cifras están los cien millones que entre todos hemos puesto para el Plan 2000E y de los que se han utilizado ya más de la mitad en lo poco que va de año. Lo que temen vendedores y fabricantes es que, desaparecidos los estímulos por agotamiento, volvamos otra vez a las andadas. Y es lo más probable. La única solución sería seguir echando dinero y ampliar el Plan, pero no parece viable tal y como están las cosas.
Y lo que ha pasado -y aun puede pasar- en este sector, es un ejemplo claro de cómo funciona la economía hoy en nuestro país. Para salvar lo que se empeñaron en que pareciera un bache, el Gobierno invirtió muchos millones directa o indirectamente: se salvó -al menos eso parece- la crisis de los bancos aunque aun está por ver si también la de la cajas, se financiaron obras en ocasiones necesarias y en otras disparatadas para que los ayuntamientos dieran trabajo al personal, se estableció un subsidio especial para los parados que luego se amplió y así seguimos. Y todo eso, que está bien aunque podría haber estado mejor, a costa de aumentar la deuda de todos los españoles a un ritmo excesivo, gastando más del doble de lo que se ingresaba. Pero el problema empezará a rebrotar tarde o temprano: no podemos ampliar año tras año tanta ayuda extra y cuando desparezcan los subsidios ¿qué va a pasar?
Una cosa es la emergencia de un momento y otra acostumbrarse a vivir de con la ayuda de papá estado. No soy demasiado entusiasta de dejar que los mercados decidan, más bien al contrario: creo que hay que intervenir más -y sobre todo mejor- pero lo que no conduce a ninguna parte son los parches, porque la política que hasta ahora ha seguido el Gobierno es la antitesis de lo que predica: subsidiar sectores es la antitesis de la economía sostenible que tendría que basarse en -mal que le pese- en una idea muchas mas cercana al liberalismo económico. Es que no hay demasiadas opciones: o dejas a los mercados o ponemos en marcha un plan quinquenal en busca del paraíso comunista que nunca existió. Ya sé que exagero, pero si bien en tiempos de crisis son admisibles ciertas licencias, lo que no puede institucionalizarse es el subsidio y la economía sumergida.
Parece que el paro en febrero se modera un poco, pero que nadie eche las campanas al vuelo porque los que saben de estos dicen que la economía podría tener un repunte -fruto de tanta medida- para luego volver a caer. Que Dios nos pille confesados y no en la cola del INEM.