Actualizado 30/01/2010 13:00

Andrés Aberasturi.- El donde dije digo de ZP.

MADRID 30 Ene. (OTR/PRESS) -

Con sólo la referencia del Consejo de Ministros y las respuestas posteriores de las dos vicepresidentas, quedan aun muchos cabos sueltos que habrá que ir atando poco a poco, pero llama la atención que -por fin- el Gobierno parece reconocer la gravedad de la crisis -que no cesa- y la necesidad de tomar medidas incluso poco populares. Y llama la atención porque el Ejecutivo está haciendo exactamente lo que le reprochaba a la derecha una y otra vez cuando el PP ponía el grito en el cielo ante la inactividad o pasividad de Zapatero. Vayamos por partes.

Uno de los temas recurrentes a lo largo de estos últimos años, era la acusación/recordatorio que se le hacia a Rajoy de haber congelado el sueldo de los funcionarios para lograr la convergencia. Pues sólo han tenido que pasar unos meses para contemplar por una parte la congelación de esos mismos sueldos -disfrazada de una subida simbólica- y por otra el anuncio de la ministra Salgado de que esto va a seguir así porque hay que recortar el gasto en sueldos públicos. O sea: lo que hizo el PP en su momento y que tanto juego le dio a ZP en sus réplicas.

El segundo tema es la vieja amenaza ya casi tradicional del PSOE en tiempo de elecciones: cuidado que la derecha lo que hace es bajar las pensiones. Pues ya está aquí la bajada. Este mismo mes miles de pensionistas van a cobrar menos pese a los esfuerzos de envolver esa realidad en un lenguaje engañoso: la cartilla es la verdad y la vida y la vida y la verdad que se refleja en la cartilla de los pensionistas es que sus pensiones han bajado.

La tercera pata del donde dije digo del PSOE está en el recorte del gasto público. Desde todos los bancos del Congreso y prácticamente desde todos los medios de comunicación, se criticó al Gobierno unos presupuestos que nada tenían que ver con la realidad y en los que algo tan fundamental en estos tiempos de crisis como el gasto público, apenas si se tocaba. Han pasado unos meses y lo que se ha aprobado en el Consejo de Ministros es justo lo que se dijo cuando el debate de las cuentas públicas. ¿Por qué no lo hicieron entonces?

Y termino ya aunque sería posible seguir con la lista; toca el turno a la heroica y pertinaz defensa de los derechos de los trabajadores -trabajadores somos todos, señor Presidente- y de ese empeño absurdo en oponerse a una reforma laboral necesaria según foros de expertos nacionales e internacionales. Pues de la noche a la mañana -¿una ocurrencia de última hora?- resulta que se retrasa la jubilación dos años sin previo aviso y por las bravas. ¿No es la jubilación a los 65 un derecho más que básico? Parece ser que ya no.

No entro a valorar las medidas porque conviene saber algo más de cómo se van a desarrollar; lo que me sorprende es el giro radical del Gobierno que empieza a hacer justo lo que negaba no sólo a la oposición sino a buena parte de los estudiosos del tema. Y volvemos al principio de todos los males: si desde el primer día el presidente hubiera sabido o querido diferenciar la oscura la realidad de sus dorados deseos, ahora no estaríamos pidiendo fe a Europa para este país serio llamado España. La fe, en economía, es complicada porque la terquedad de las cifras ofusca la buena predisposición. Pasar de ofrecer solvencia a pedir fe, es mucho pasar y cabrea que hayamos llegado a esto tan sólo por la estupidez consciente o inconsciente de negar ante todo y ante todos lo que no era sino una evidente realidad.

Foto del autor

Antonio Casado

Los inversores no se fían

Foto del autor

Fernando Jáuregui

Día importante para Sánchez: ¿empieza su declive o sigue la 'baraka'?

Foto del autor

Rafael Torres

La orfandad de los generales

Foto del autor

Fermín Bocos

A los reyes les aplauden