MADRID 6 Feb. (OTR/PRESS) -
Esto ya no da para más y ha llegado la hora de aparcar los "tics" ideológicos y de enterrar los intereses partidistas. Unos y otros. El Gobierno ya debe saber que no puede atravesar sólo este desierto y la oposición tendría que ser consciente de que si fuerza más la situación no haría caer sólo al Ejecutivo sino a todo el país. Y lo que digo sirve también para la patronal y los sindicatos. Seguir instalados en el cuanto peor mejor del PP y pretender que la luna de miel con el Gobierno dure para siempre de los sindicatos, sería llevar a España si no a un suicidio evitable, si a un retroceso espectacular en el desarrollo que entre todos hemos logrados con mucho esfuerzo y en muchos años.
Es la hora de sentarse y pactar, de escuchar a los que de verdad saben de esto al margen de ideologías y elecciones y ponerse manos a la obra. Ya no hay tiempo para recordatorios ni reproches mutuos y cualquier debate que no sirva para construir el futuro es un lujo que no nos podemos permitir. Si los dos grandes partidos se siguen enzarzando con el pesadísimos "y tú más", da igual quien gane las próximas elecciones porque no le tocará gobernar una crisis sino un desastre.
Desde muchos ámbitos hemos criticado al Gobierno su pasmo ante lo que era evidente, su falta de iniciativa y de programa; pues bien, es hora de que la oposición juegue su papel y no con imposibles mociones de censura sino apoyando seriamente una serie de iniciativas que incluso coinciden con lo que sería su pensamiento original y que fueron puestas en marcha por el Aznar en su momento y reclamadas por el propio Rajoy. El tono vacilante de este Gobierno tiene la ventaja de no dar nada por cerrado y es ahí donde deberían mostrar tantos los demás partidos políticos como las fuerzas sociales una actuación responsable que sirviera para llegar a acuerdos que no satisfarán a todos pero que servirán para seguir a flote y salvar con el menor daño posible una crisis que nunca debió llegar tan lejos.
Viendo la situación y atendiendo a la encuestas, comprendo que la tentación del PP sea mantener el mismo discurso; y está bien. Lo que no resultaría lícito moralmente es mantener la misma actitud: primero saquemos al país de la muy delicada situación en la que se encuentra y luego pidamos responsabilidades. Tiempo habrá para todo y para todos. Naturalmente que nada de lo escrito sería posible si el Gobierno no mantiene por una parte esa línea de cirugía profunda que parece haber comenzado o hace imposible el apoyo del partido de Génova. Todo se puede discutir y todo es necesario discutirlo pero es preciso llegar a acuerdos y que los sacrificios se repartan. No es solo el Gobierno y la oposición, no son sólo los sindicatos y la patronal: la España autonómica no puede quedar al margen y es urgente que todos los gobiernos tengan conciencia de estado más allá de sus fronteras.