Actualizado 09/03/2010 13:00

Andrés Aberasturi.- El PSOE puede; el Gobierno, no.

MADRID 9 Mar. (OTR/PRESS) -

Al final no va a ser la crisis económica sino este convulso panorama ético y político el que haga muy difícil agotar la legislatura al Gobierno de ZP. El espectáculo que se está dando a la ciudadanía empieza a ser directamente inmoral y abiertamente contrario a lo que se supone debe ser una democracia más o menos seria. ¿Cómo es posible que un presidente de comunidad, dos ministros, el presidente del Congreso y el del Gobierno tomen partido públicamente por algo en lo que sólo debería -y deberá- pronunciarse el CGPJ y el Tribunal Supremo?

Y una vez más parece necesario explicar por qué cargo las tintas en el Gobierno y no en la oposición que, naturalmente, también juega un papel desestabilizador en el desagradable "asunto Garzón". La primera razón es que el PP se siente "victima" mientras que el Gobierno no entra ni sale en los problemas que puedan afectar al juez de la Audiencia; todo lo que hasta ahora ha dicho y hecho el PP, ha sido por la instrucción del caso Gürtel que le afecta directamente y del que, me temo, no va a salir muy bien parado. El pertinaz apoyo a Bárcenas pasará factura más pronto que tarde y es posible que muchas de las iniciativas de Génova se vuelvan en su contra. Esa investigación, tan llena de secretos como de filtraciones, que llevan arrastrando los populares desde hace mucho tiempo, justificaría sus maniobras y sus acusaciones con las que trata de defenderse. Pero es que, además, el PP es sólo un partido y yo no escribiría todo esto si la defensa de Garzón la hubieran protagonizado únicamente Leire Pajín, Alonso o López Garrido, por citar tres nombres. Y es que resulta absolutamente necesario deslindar lo que es el Gobierno de lo que es el partido que lo sostiene. Me parece muy bien toda la solidaridad que con Garzón quieran expresar Cristina Almeida o Juan Diego, pero tuerzo el gesto cuando se suma el presidente de Andalucía y lo tuerzo aun más cuando salen en defensa del juez dos ministros, el señor Bono y el mismísimo presidente Rodríguez Zapatero. Si el PP lo hace, ¿por qué no lo podría hacer el PSOE?. No es estético que lo haga ninguno de los dos partidos, pero poder, pueden; el que claramente ni debe ni puede es el Gobierno de la nación.

La segunda reflexión que convendría hacer es diferenciar la persona de los hechos. Que Garzón ha trabajado y conseguido grandes cosas, no hay quien lo niegue, pero habrá que ver -y sólo lo puede decidir el TS- si además de esas grandes cosas se ha saltado la Ley o no. Esas son las reglas del juego democrático y en las que se basa un estado de derecho y el día que esas reglas no se apliquen por igual a todos, se habrá caído todo el entramado que nos sostiene.

La politización y, lo que es aun peor, el partidismo al que hemos llegado en el seno del Poder Judicial, resulta ya apoteósico e insoportable y ni siquiera se intentan guardar las formas. Todos se decantan públicamente y la independencia necesaria de tan importante poder ha pasado de estar cuestionada a convertirse descaradamente en el predio de cada uno. Y desde el otro lado, don Hugo Chávez dando lecciones y poniendo adjetivo muy calificativos a otro magistrado. ¿Qué está pasando? Que alguien pida un tiempo muerto como en el baloncesto y reorganice el equipo que manda y el equipo que se opone. Así no vamos a ninguna parte.

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