Actualizado 23/03/2010 13:01

Andrés Aberasturi.- Sarko es Sarko y Francia es Francia.

MADRID 23 Mar. (OTR/PRESS) -

La escandalosa derrota de Sarkozy en las elecciones regionales francesas, admite, como es lógico, toda clase de lecturas porque los mensajes de las urnas esconden siempre un misterio difícil de resolver hasta para los que no somos sociólogos. Y a las pruebas me remito.

Si quien explica el desastre está cercano a la izquierda, va a ver en el resultado de estas elecciones el comienzo del fin de la derecha europea, el agotamiento de un modelo insostenible que es el responsable más claro de la crisis mundial, así que ya se puede ir preparando el PP para lo peor.

Pero para alguien de la derecha, lo que han hecho los franceses es castigar al partido que no ha sabido enfrentarse a la famosa crisis y lo que ha dicho el pueblo en las urnas no es una cuestión ideológica sino de agotamiento del poder y la necesidad de cambio, así que ya se puede ir preparando el PSOE para lo peor, porque si esto pasa en Francia, con muchísimos menos parados y ya saliendo del túnel, la debacle en España del partido en el Gobierno va a ser histórica.

Lógicamente nadie puede saber la verdad que ha llevado a los franceses a castigar de esta forma a la derecha de Sarkozy y de lo que se trata es de apuntarse al carro vencedor desde un lado o desde el otro.

Pero hay una tercera lectura del mensaje de las urnas que se recogen algunos comentaristas tal vez de forma interesada: la derrota de Sarko es el resultado del gobierno de un señor de derechas que pretende quedar bien con la izquierda, lo cual provoca el natural cabreo de todos. Esta interpretación está, naturalmente, dirigida a Rajoy y se apunta al grupo de "duros" del PP que acusan al líder de Génova de haber bajado la guardia en esta legislatura, de ser demasiado blando con el Gobierno y de no continuar con una oposición a la que tantas veces se acusó de crispar pero que, en opinión de estos "halcones", es la única vía para llegar al poder.

Mi opinión personal es que cualquier intento de españolizar unas elecciones más allá de nuestras fronteras resulta absolutamente inútil. Europa es lo que es y dentro de Europa los estados son los que son. Hablar de avance o retroceso de la izquierda o la derecha europea como si de verdad existieran vasos comunicantes entre los países, me parece una pérdida de tiempo. Mirar con lupa los triunfos y los fracasos electorales de Sarko, Markel o Gordon Brown para importarlos a España, es, creo, una soberana bobada. Sarkozy es Sarkozy y Francia es Francia y ellos sabrán -o no- el por qué de este resultado. Pero como en política todo vale, dejemos que los líderes se ilusionen desde un lado y desde el otro con los mismos resultados.

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