Publicado 06/05/2014 12:00

Antonio Casado.- El Greco en las carreras

MADRID 6 May. (OTR/PRESS) -

Nunca pudo imaginar Domenico Theotokopoulos, el genio del manierismo español, más conocido por el sobrenombre de El Greco, que su figura y su obra viajarían algún día a más de trescientos kilómetros por hora, plasmados en los laterales de un bólido de la Fórmula Uno. Eso va a ocurrir el domingo que viene en el Gran Premio de España, a disputarse en Barcelona, gracias a la desinteresada iniciativa del hijo aventajado de unos emigrantes gallegos, Gerard López, propietario de la escudería "Lotus F1 Team".

No solo de prima de riesgo a la baja y bolsa al alza vive la marca España. Es bueno que los magos de las finanzas lo sepan y lo practiquen, a mayor gloria de un patrimonio intangible como es el arte. Aquel niño de Lugo, aunque naciera en Luxemburgo, donde sus padres fueron a buscarse la vida, no ha tenido mejor forma de presumir de pasaporte español en la City de Londres, donde ejerce como uno de sus primeros actores, que comprometerse en difundir la magna exposición de "El Greco en Toledo".

Si además lo hace sin pedir nada a cambio, en un acto de pura filantropía, merece nuestro elogio y nuestro respeto. Aunque sólo fuera por el hecho de compartir con su país de origen una parte del éxito contante y sonante logrado en el mundo de los negocios, a pesar de su escandalosa juventud.

Todo empezó con la venta de "Skype", que había llegado a controlar como primer inversor (su empresa, Mangrove Capital Partners), junto a otro socio, cuando solo tenía 27 años de edad. Gerard López tiene ahora 42 y es multimillonario, con intereses en Estados Unidos, Asia y Europa. Mediante el control de unas cuarenta empresas, básicamente del sector financiero, se ha convertido en una potencia inversora a escala mundial.

Este señalado emprendedor del siglo XXI, que financia una organización de ayuda a los jóvenes y apoya distintas iniciativas culturales, es el hombre que el jueves que viene entregará al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, uno de los dos cascos conmemorativos de la exposición toledana de El Greco. El otro está destinado al Rey de España, y le será entregado con toda probabilidad el mismo día de la carrera, el 11 de mayo, en Montmeló (Barcelona). Una carrera que será televisada para una audiencia de 600 millones de personas en todo el mundo.

No está nada mal el pelotazo publicitario en favor de la causa de la cultura y el turismo españoles, sin quitarle ni un euro a los Presupuestos Generales del Estado o a los responsables de la exposición de aquella especie de "progre" del Renacimiento (eso vendía a ser la corriente manierista, tras el hartazgo de la vieja ortodoxia), que respondía al apelativo de El Greco. Cuatrocientos años después de su muerte su figura y su obra ocupan el primer plano de la actualidad cultural. Entre otras cosas, con este inesperado precedente, pues es la primera ve que una escudería de la Fórmula 1 deja de anunciar productos de consumo para hacer publicidad de un acontecimiento cultural y español.