Actualizado 04/02/2012 13:00

Fermín Bocos.- Un buen truco.

MADRID 4 Feb. (OTR/PRESS) -

Los cocineros veteranos saben que la única forma de hacer olvidar un mal plato es un buen queso con el que rematar el vino. No digo que los estrategas de La Moncloa, con la vicepresidenta Sáenz de Santamaría a la cabeza, hayan pedido consejo a Paco Roncero o a Martín Berasatégui, pero es seguro que a quien se le ocurrió acelerar los anuncios de proyectos de reformas -cuatro o cinco ministerios las han proclamado al mismo tiempo- estaba muy preocupado por el mal sabor de boca (y, sobre todo, de bolsillo) que la subida de impuestos (IRPF, IBI), había dejado en el ánimo de los españoles en general y de los electores del PP, en particular. Lo reflejan las encuestas: tras anunciar Mariano Rajoy los nuevos impuestos, el grueso de los votantes populares han pasado de la incredulidad al enfado; enfado o cabreo que no disminuyó pese a que el ministro Cristóbal Montoro dice que las subidas tienen carácter temporal y desaparecerán así que escampe la que está cayendo con la crisis. Naturalmente, nadie le creyó, porque con cinco millones y medio de desempleados y menos de 17 millones de trabajadores cotizando a la Seguridad Social, parece que, por desgracia, los primeros "brotes verdes" se harán esperar más de un año y puede que más de dos.

En fin, volviendo al escenario repleto de anuncios de reformas: en Justicia (la Ley del Menor, la del aborto, la prisión permanente revisable, las bodas ante notario, etc.), en Educación (la ley contra la piratería en la Red, el adiós a la "Educación para la Ciudadanía", la reforma del Bachillerato, etc.), en Sanidad la nueva tarjeta sanitaria; en Trabajo, la reforma laboral y, por último, en Economía, la anunciada reforma o reestructura del sector bancario, han creado, como decía, un panorama informativo tan denso y trepidante que ya me dirán ustedes, quién se acuerda de la subida del IRPF. Esa es la habilidad del cocinero; esa era, cuando menos, su esperanza: que el queso y el vino (la batería de anuncios de reformas), hicieran olvidar el mal trago de la subida de impuestos... que no estaba en el programa electoral. Inteligente y eficaz. Un buen truco.