MADRID 30 Mar. (OTR/PRESS) -
Tras el recorte de las pensiones y la prolongación de la edad de jubilación -medidas "made in ZP"-, la última embestida contra lo que queda de Estado del bienestar tiene el "copyright" de un alto dirigente del PP. Ramón Luis Valcárcel, presidente de Murcia, ha dicho en "ABC" que el todo gratis no es viable y que será inevitable que los ciudadanos paguen por la sanidad y la educación. Dado que ya pagamos dichos servicios, de sus palabras lo que se desprende es que los ciudadanos paguemos dos veces los servicios médicos que presta la Seguridad Social. En clave de despiste eufemístico a eso es a lo que se refieren los políticos cuando hablan del "copago sanitario". Expresión no utilizada por el señor Valcárcel pero a la que, sin lugar a dudas, conducen sus reflexiones.
Los partidarios del "copago" hablan de reclamar el pago de una cantidad simbólica por cada acto médico, como si por la vía de las retenciones de nómina y demás impuestos los usuarios de la Seguridad Social no estuviéramos pagando ya todo el sistema. Hay que decir en descargo del señor Valcárcel que no ha sido el primero en proponer semejante deriva para hacer frente al ingente gasto que apareja la sanidad pública. En otros momentos otros políticos de diferentes partidos (Montilla, PSC), llegaron a proponer algo parecido. El PP, por boca de su portavoz, Esteban González Pons, ha negado que su partido quiera implantar semejante medida. Sin duda, la proximidad de las citas electorales les ha aconsejado prudencia.
Bien está, pues, lo que bien acaba, pero, por si acaso, creo que sería recomendable que la declaración tuviera rango de compromiso y fuera el propio Mariano Rajoy quien lo asumiera. Antes de acudir a las urnas, los electores tienen derecho a saber lo que los políticos tienen preparado para el día después. Sobre este asunto cuanta más claridad, mejor. ¿Copago sanitario?, no gracias.