Actualizado 26/03/2013 13:00

Al margen.- Preferentes: solución final, noche y niebla.

MADRID 26 Mar. (OTR/PRESS) -

Contra lo que parece, pocas son las coincidencias y los paralelismos entre el rescate bancario español y chipriota, pero en lo que menos se parecen ambos casos es en la "solución" final, o final de momento, al asunto: en tanto que en Chipre la clase política ha defendido el patrimonio del pueblo, esto es, los ahorros de la gente normal y trabajadora, en España el Gobierno del PP entregó directamente el dinero del pueblo, esto es, los ahorros de la gente trabajadora y parte de los recursos comunales, a los prestamistas alemanes que tenían que "rescatar" las Cajas controladas en su mayoría, desde antiguo, por el propio partido de Mariano Rajoy. O dicho de otro modo, en tanto en Chipre la solución ha pasado por dejar a resguardo los depósitos de particulares inferiores a 100.000 euros, en España se ha aplicado la Solución Final, en sentido pavorosamente estricto, a los ahorros de los ciudadanos más prudentes, aquellos que depositaron en las Cajas de Ahorros de toda la vida el fruto de su sudor y de sus privaciones.

Pero si aquél Memorandum de Entendimiento (MOU) entre el Gobierno de Rajoy y sus prestamistas internacionales establecía esa inicua Solución Final para quienes habían sido víctimas de la macro-estafa de las Preferentes, y lo hacía con rango de Decreto firmado por el Rey, uno de sus desarrollos, el que mediante el FROB consagra esa intolerable incautación de las propiedades de los españoles, pretende aplicar, como si dijéramos, el tratamiento de Noche y Niebla sobre el particular. En efecto; tras emplearse por las Cajas toda clase de argucias para desviar los ahorros de la gente a sus propias arcas desfondadas, que no otra cosa fue convertir los depósitos y los fondos de los clientes en Preferentes y Subordinadas, llega con esa resolución del FROB, la que establece "quitas" y "canjes", la argucia suprema, la de cambiar obligatoriamente esas acciones por otras de rango inferior y que no valen maldita la cosa. Así, el Gobierno finge una solución mediante un canje irreal que consiste en no devolver ni un euro a la gente, sino tan sólo papeles sin valor que al banco no le cuestan nada.

El hecho de que el país esté podrido por la corrupción, pero sobre todo por el desahogo y la impunidad de que ésta ha gozado, y de que cada día salte un escándalo más brutal que el del día anterior, no empiece la magnitud de éste otro, el de la sustracción del dinero del pueblo, que precipita al país en el abismo de la inseguridad jurídica y de la inanidad constitucional.