Actualizado 11/10/2012 14:00

Rafael Torres.- Al margen.- Señora amenaza quemar banco.

MADRID 11 Oct. (OTR/PRESS) -

Una anciana de 72 años ha sido detenida por los Mossos d'Esquadra en una sucursal bancaria de Sabadell cuando, provista de un frasco de alcohol, amenazaba a los empleados con prender fuego a la oficina. Hasta aquí, la escueta nota del suceso, cuya magnitud y trascendencia, sin embargo, apenas se compadecen con el hecho, sin duda angustioso momentáneamente para los clientes y empleados que a esa hora poblaban la sucursal, que pudo arrastrar a esa señora a amagar con una acción tan desesperada. De su irrupción en la sucursal de Catalunya Caixa, ubicada en la céntrica calle de Les Tres Creus de la localidad vallesana, sabemos bastante por los testigos presenciales, si bien alguno asegura que con lo que amenazó la infortunada mujer era con quemarse a lo bonzo en el despacho del director, pero de los motivos que la impulsaron, en un instante de extrema ofuscación, a irrumpir en el banco con semejantes intenciones, no se sabe nada. Bueno, no se sabe nada, pero a lo mejor no sería tan difícil saber algo.

Esta Catalunya Caixa que fue presidida en los últimos tiempos por el exministro Narcis Serra, que cobraba por ello 200.000 euros anuales, dietas incluidas, pertenece al grupo de Cajas nacionalizadas que mantienen en un sin vivir, sádicamente, a centenares de miles de modestos ahorradores a los que se estafó con la venta de productos de inversión híbridos, ininteligibles, perpetuos, letales para su perfil ahorrador en cualquier caso. A esas víctimas del sindiós bancario se les ha incautado, o requisado, o sustraído, su dinero, con cuyas pequeñas rentas la mayoría hacía frente, en las actuales circunstancias, al mantenimiento propio, al de los hijos en paro y hasta de los nietos. ¿Podría ser esa señora una de las víctimas de esa salvaje conspiración dineraria? ¿Necesitaría para vivir la recuperación de lo que ominosamente le sepultaran en Deuda Subordinada Perpetua o en Participaciones Preferentes? ¿O se hallaba en peligro inminente de ser desahuciada de su casa, a su edad?

No se sabe. Pero lo que sí se sabe, porque lo contó el propio señor Serra hace poco, es que éste, cuando tomó posesión del cargo, organizó un cursillo ¡de una hora! para los consejeros de Catalunya Caixa porque no sabían ni interpretar las cuentas de la misma. Otros, por lo que se ve, sabían demasiado.