La información personal almacenada en los 'smartphones' antiguos, un riesgo para la privacidad de las personas

Móvil, teléfono, smartphone
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Actualizado: jueves, 13 julio 2017 16:21

   MADRID, 13 Jul. (Portaltic/EP) -

   Casi la mitad de los teléfonos móviles que se venden de segunda mano en Estados Unidos contiene información personal sensible del vendedor del terminal. Es decir, se quedan con las redes sociales activadas, con la aplicación del correo electrónico operativa e incluso con las claves de acceso para entrar en la aplicación del banco. En España, según los datos que ha recabado Panda Security, la cifra es muy similar.

   El porcentaje es aún mayor cuando se trata de dispositivos que se tiran a la basura o que se cambian por aparatos nuevos, dentro de los conocidos como planes renove de las compañías telefónicas, los fabricantes de los terminales o las tiendas. Estos suelen resultar beneficiosos tanto para las empresas como para los usuarios, ya que entregar el viejo dispositivo a cambio de un descuento en uno nuevo también sirve para reutilizar muchas de las piezas del móvil antiguo y evitar contaminar el medio ambiente, al tiempo que todas las partes ahorran.

ES NECESARIO FORMATEAR

   Generalmente, cuando una compañía compra un teléfono dentro de algún plan renove, lo primero que hace es formatear el dispositivo para borrar toda la información que contiene. Es más, si son fieles a la Ley de Protección de Datos, tienen la obligación de decir al propietario que sea él quien les dé el terminal totalmente formateado, como si estuviese recién salido de fábrica, ha recordado Panda Security en su página web.

   Pero si se coincide con un empleado poco honrado o se vende el teléfono a una empresa poco fiable "se corre el riesgo de que alguien se haga con la clave para acceder al móvil y conseguir toda la información personal casi sin esfuerzo", advierte Hervé Lambert, Retail Global Consumer Operations Manager de Panda Security.

   Por ello, la compañía de ciberseguridad aconseja que siempre que se vaya a cambiar un móvil por otro, se debe borrar toda la información del dispositivo antiguo. Es decir, formatearlo para que todos los datos sensibles guardados en él se borren por completo. Incluso hay herramientas, como los productos de Panda Security, que permiten borrar desde remoto todo lo almacenado en un dispositivo.

CUIDADO CON LA SEGUNDA MANO

   Si se va a vender el teléfono de segunda mano en aplicaciones de internet como Vibbo o Wallapop, o si se vende a algún conocido, con más razón se debería borrar toda la información. En el mejor de los casos, la persona que compra el móvil tendrá que borrar el dispositivo por completo, pero no todo el mundo sabe hacerlo. De hecho, muchas personas borran algunas aplicaciones y simplemente cambian el usuario y contraseña de algunas de ellas, como las redes sociales. De esta manera, se mezcla información del antiguo y el nuevo dueño en el mismo 'smartphone' y en los futuros aparatos de ambos.

   Sin embargo, ese teléfono seguirá conteniendo mucha información sobre su antiguo propietario, desde los lugares que más ha frecuentado hasta muchos de sus números de contacto y algunas claves de acceso. Por ello, en el peor de los casos, si un teléfono acaba en manos de un ciberdelincuente con conocimientos de 'hacking', podría vaciar las cuentas corrientes del propietario o secuestrar sus redes sociales, 'email' o cuenta del banco, y pedirle un rescate.

   En el caso de querer deshacerse por completo del terminal, no se debe tirar directamente a la basura. Los dispositivos electrónicos contienen elementos altamente contaminantes y, además, muchos de sus componentes pueden reutilizarse para la fabricación de nuevos aparatos. En las tiendas de las operadoras de telefonía y las especializadas en 'smartphones' suelen tener contenedores para el reciclado de móviles, ordenadores y tabletas. "Si llevas allí tu dispositivo antiguo, recuerda lo importante que es que lo lleves formateado, como si estuviera recién salido de fábrica. Así, evitarás muchos riesgos innecesarios", apostilla Hervé Lambert.