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MADRID, 24 Jul. (Portaltic) -
Hace unas semanas, una usuaria de Amazon como otra cualquiera, Imy Santiago, explicaba en su web un problema que había tenido con la compañía y que le había causado malestar. Tal y como puede hacer cualquier usuario de la web - sea o no una autora 'indie' como es su caso -, Imy fue a enviar una reseña de un libro y autor que no ha querido dar a conocer, pero, para sus sorpresa, Amazon le restringió la acción.
En la política de Amazon para 'postear' estas reseñas hay una serie de "clásulas" por las que la compañía puede impedirte llevar a cabo el envío. Entre ellas, destaca que los usuarios que conozcan personalmente a un determinado autor no pueden reseñar sus eBooks por motivos de ética o publicidad engañosa. Hasta aquí, es algo completamente normal, pero Amazon usó esta excusa con Imy y esto parece estar lejos de la realidad.
Después de que Imy recibiera múltiples notificaciones de que no podía enviar su reseña cada vez que intentaba hacerlo, decidió enviar un email a Amazon pidiendo explicaciones. La compañía le contestó con lo siguiente:
Imy es una pequeña autora indie que se mueve por ese mundillo como lo hacen otros muchos. Según comenta ella en su web, quizá ha podido coincidir en algún evento con el autor en cuestión, pero de ahí a conocerle personalmente, hay un salto bastante grande.
El quid de la cuestión aquí no es el enfado o tristeza de Imy por tener restringida la posibilidad de enviar reseñas de libros que le han llamado la atención. La pregunta que hay que hacerse, y que también se hace ella, es cómo Amazon presupone que ella - o cualquier otro usuario - conoce o deja de conocer personalmente a los autores y qué parámetros se aplican en esa definición.
La autora afirma que la única conexión que ella ha tenido con el autor conscientemente es cuando le empezó a seguir por las redes sociales después de leer su primer libro. Si es así, Amazon estaría, de alguna forma, controlando las cuentas de Facebook y Twitter de sus usuarios, o al menos de los usuarios que comercializan en su tienda este tipo de productos.
La polémica es que la línea que puede separar el control de un servicio para evitar irregularidades y el espionaje puede ser muy fina en casos como estos. Si finalmente Amazon hubiera supuesto ese "conocimiento personal del autor" por parte de Imy a través de sus movimientos en redes sociales, la cosa sería bastante preocupante.