MADRID 9 Jun. (Portaltic/EP) -
Edward Hugh es un economista inglés, originario de Liverpool, que llegó a Cataluña a principios de la década de los 90. A día de hoy es reconocido como uno de los economistas más influyentes del momento, al haber predicho en su bitácora online el colapso de la Eurozona.
Sin embargo, a pesar de lo preciso de sus análisis económicos, su vida sigue llena de contrastes. Vive en un pequeño pueblo del norte de España donde sobrevive dando clases de inglés a los habitantes de la zona y también gracias a la generosidad de sus vecinos.
En un reportaje del diario 'The New Times' se describe a este inglés de 61 años como una persona alegre y generosa que ha abrazado sin complejos la cultura y costumbres catalanas, dominando el idioma con fluidez.
Hugh, de hecho, tiene su propia red de apoyo de amas de casa de mediana edad que le han proporcionado un lugar para vivir mientras se mueve de casa en casa. La semana pasada incluso tuvo que pedir dinero prestado a amigos para comprar ropa suficientemente presentable para permitirle asistir a una conferencia de políticos y ejecutivos de negocios españoles.
"Es muy agradable, realmente", declaró Hugh al diario neoyorquino antes de participar en una charla en el Círculo de Economía de Barcelona. "Me estoy reuniendo con todo tipo de gente interesante y que me están pagando para almorzar con ellos".
Alternativamente a la asistencia a simposios y conferencias mantiene varios blogs sobre economía y su propia página de Facebook, actividades que le han otorgado el reconocimiento mundial. Durante años, casi nadie prestó atención a las alarmas lanzadas por Hugh, este economista autodidacta que predijo en varias ocasiones que la situación de la Zona Euro no podría sostenerse.
UNA EUROPA INSOSTENIBLE
Sobreviviendo con un salario de profesor a tiempo parcial, envió a través de la Red un mensaje tras otro que muy pocos escuchaban. Era el colmo de la "locura política", advirtió, pensar que la envejecida población alemana pudiese coexistir con irlandeses, griegos y españoles que tienen la tarjeta de crédito "lista en la mano" para gastar, todo bajo el paraguas de una misma moneda.
"¿Por qué no han conseguido converger estos países con el resto de Europa?", se pregunta. "Es la demografía. A medida que la población envejece, hay menos personas en la franja de los 20 y 40 años para comprar casas nuevas, por lo que ahorran más. Cuanto más joven es un país, por tanto, más dependiente es del crédito para conseguir crecimiento".
Alemania, donde la edad promedio es de 45 años es una nación de ahorradores, según Hugh, y la política pública ha fomentado mantener los salarios bajo control y la construcción de industrias de exportación.
Por el contrario, griegos, irlandeses y españoles, más jóvenes, se han endeudado cada vez más, impulsados, en particular, por la creciente demanda de nuevas viviendas y bienes de consumo que se han convertido en burbujas económicas.
Los salarios se elevaron, alentando un mayor gasto, pero esto desembocó en que las industrias tenían imposible competir con los ahorrativos alemanes, holandeses y otros países del norte de Europa.
La mayoría de los economistas, anquilosados en sus modelos económicos "promiscuos pero esencialmente inútiles", apuntó Hugh, han perdido de vista un resultado "fácilmente predecible". Y por eso, añade, "es por eso que estamos metidos en este lío tan grande".
Hugh reconoció ante el diario que gracias a la Red ha podido expresar con total libertad sus ideas. "En la Edad Media, la curiosidad en exceso era considerado como un pecado", dijo. "Pero gracias a Internet, siento que puedo hacer lo que me gusta. Me hace sentir que realmente puedo hacer algo".