MADRID, 12 May. (EDIZIONES/Portaltic) -
Las nuevas tecnologías avanzan en su desarrollo como pocas cosas lo han hecho hasta la actualidad. Cada vez hay más inventos de cosas que, hace apenas unos años, parecían imposibles. Muchas de esas creaciones llegan a tener un trasfondo social, mejorar la calidad de vida de los seres humanos.
Aunque aún quede mucho camino por recorrer, la robótica social es uno de los aspectos que más tiempo lleva intentando destacar dentro del campo de ese tipo de máquinas. Su función es clara: crear aparatos o dispositivos al alcance de las personas para mejorar su vida, es decir, su salud física y mental.
“Estamos pasando de la robótica industrial, que busca incrementar la eficiencia en los procesos de fabricación y la productividad, a la robótica social, dirigida a incrementar el bienestar de las personas”, declara el director de accesibilidad del Centro Nacional de Tecnologías de la Accesibilidad (CENTAC) en España, Juan Carlos Ramiro.
Crear uno de estos “cacharros” no es algo sencillo, ya que los humanos somos muy diferentes entre nosotros, además de muy complejos psicológicamente hablando. Son muchas variables las que entran en juego a la hora de desarrollar un hardware y una inteligencia artificial (IA) que realmente se adecuen y sirvan para su objetivo.
Empresas tecnológicas como Sony, Honda o NEC lideran la innovación en el campo de la robótica personal en un mercado que genera más de 20.000 millones de euros anuales en la actualidad. “En Estados Unidos, los Institutos Nacionales de Salud están financiando el desarrollo de robots pensados para cubrir las necesidad de las personas con discapacidad”, declara Ramiro.
Compañías como Panasonic o Toyota han desarrollado robots para centros sanitarios y el cuidado del hogar: asistentes de personas con movilidad reducida, entrega y dosificación de medicamentos. “Tienen claro que la sociedad envejece, generando nuevas necesidades que deben cubrirse con soluciones innovadoras; todo ello abre nuevas oportunidades también de negocio”, amplía el director de Accesibilidad.
Otro campo en el que también se está trabajando es el de los exoesqueletos, una rama de la robótica que busca actuar como parte de terapias de rehabilitación o para ayudar en términos de autonomía propia de las personas.
NUEVAS TECNOLOGÍAS PARA LOS MAYORES
En España, la mitad de los mayores de 65 a 74 años usa el móvil en su vida cotidiana. En lo que se refiere a Internet y a los ordenadores, tan solo un 17 por ciento ha usado un PC (lo cual no significa que sepa usarlo correctamente o que no tenga uno en casa) y un 16 por ciento ha tenido contacto con la red de redes, según una encuesta del Instituto Nacional de Estadística. Cada vez son más los ancianos que se suben al carro de las nuevas tecnologías, pero aún queda mucho camino por delante.
Uno de los primeros proyectos tecnológicos que muchos mayores de España y de todo el mundo han tenido y tienen en sus casas es la teleasistencia domiciliaria. Un aparato puesto al lado del teléfono y un collar con un botón que apretar si ocurre alguna emergencia es una de las principales aportaciones tecnológicas que se ha hecho al sector para que los ancianos disfruten de su autonomía e independencia con seguridad.
Otro dispositivo que han llevado y siguen llevando individuos con demencia o Alzheimer es un localizador de personas, un pequeño desarrollo que sirve para tener ubicada a la persona que lo lleva en caso de que se despiste y se pierda o le pase algo.
Aunque los aparatos ya descritos son los que tienen una mayor presencia, al menos, en la sociedad española, la domótica y la robótica se están abriendo poco a poco un hueco cada vez más importante. Que este colectivo tenga una mayor autonomía es algo fundamental para que su calidad de vida se mantenga a pesar de los años que van cumpliendo y los campos ya nombrados se encargan de ello.
EL IMPACTO DE LA ROBÓTICA SOCIAL
Para que un robot se considere bajo el adjetivo de “social”, debe tener en cuenta criterios de usabilidad y accesibilidad que garanticen la interacción entre el hombre y la máquina por parte de cualquier usuario, sea una persona sin problemas físicos aparentes, un discapacitado o un anciano con los típicos achaques de la edad, entre otros ejemplos.
Centrándonos específicamente en las personas mayores, en países como España, donde se vive un envejecimiento demográfico importante, la revolución robótica puede llegar a solucionar – o, al menos, a ayudar a ello – problemas de cuidado de los ancianos, así como hacer la vida más sencilla a aquellos que tengan alguna dificultad física o mental, como puede ser una capacidad motora más débil, Alzheimer o Párkinson.
Conforme uno se va haciendo mayor, se van perdiendo facultades y eso es innegable, la biología humana es así. Llevando una vida sana, sin excesos y en forma, se pueden retrasar los primeros síntomas de la vejez, pero tarde o temprano van llegando. Esto implica que pueda costar levantar los pies del suelo a la hora de andar y que sea necesario llevar un bastón o que se olvide de tomar las medicinas por pequeños despistes si alguien no se lo recuerda.
Es en estos puntos donde tiene un mayor impacto la robótica social. Aparatos fáciles de usar para que los mayores se adapten a ellos y que les asistan en su vida diaria es el presente y el futuro.
Robots que recuerdan a la persona que se tiene que pinchar la insulina, una máquina que hace compañía para combatir la soledad, un aparato para que el anciano esté conectado con sus amigos, familiares y médicos que es capaz de controlar también su salud Cada vez hay más y más tecnología al servicio de la tercera edad y eso es algo que no tiene pinta de parar hasta dentro de muchos años.
ALGUNOS EJEMPLOS
RoboCoach es un robot de origen japonés pensado para estimular a los mayores a que hagan ejercicio y no pierdan calidad de vida. Cuenta con dos pantallas: la primera, en la cabeza,recoge información de las expresiones de los ancianos que tiene delante; la segunda, en el pecho, muestra instrucciones sobre los ejercicios que se van a realizar a modo de complemento de los movimientos del propio robot.
Otro robot diseñado para ayudar a los ancianos en sus casas es GiraffPlus, en el que han participado la Universidad de Málaga y el Servicio Andaluz de Salud. Su cometido es mantener al anciano conectado con sus seres queridos y con el médico, así como aprovechar sus sensores para controlar la salud de la persona y avisar si ocurre algo fuera de la normalidad.
Asibot y Maggie son dos creaciones que forman parte de la mayor iniciativa de robótica asistencia, llamada Robocity2030, liderada por un catedrático de la Univerisdad Carlos III de Madrid. Ambos robots han sido pensados para ayudar con las tareas del día a día, como puede ser la higiene personal – ayudan a la hora de entrar en la ducha, así como a afeitarse o maquillarse –, las comidas – dan de comer con una cuchara o llevan los platos a la mesa – o la toma de medicinas. También tienen un componente de sociabilización, ya que propone actividades de ocio como bailar o cantar o juega con una pelota.
PARO es un robot terapútico japonés que combate la demencia en lugares donde no se pueden introducir mascotas o no se tiene la capacidad para cuidarlas. La foca es capaz de reducir el estrés de los pacientes o de mejorar su relación con sus cuidadores y la interacción con otras personas, así como de ayudar a los enfermos a relajarse y a sentirse motivados en su día a día.
El apoyo a la independencia de la tercera edad es algo en lo que más se está incidiendo y la Universidad de Hertfordshire en Inglaterra ha desarrollado un prototipo del proyecto Accompany. Básicamente, lo que hace este robot es prevenir el aislamiento, la soledad que sienten muchos ancianos (sobre todo aquellos que viven solos), a través de dar a conocer actividades motivadoras o estimulantes para ellos, siempre respetando la independencia que quiera tener la persona. Así, mejora la situación de las personas, les incita a mantenerse activos y ayuda en su capacidad para recordar.