MADRID, 29 Mar. (EDIZIONES/Portaltic) -
Hay videojuegos que son tan divertidos de ver, como de jugar. De hecho, en la mayoría de los casos ver partidas no solo no resta ventas, sino que puede ayudar a generarlas. Hay otros, experiencias donde la historia tiene mayor importancia que las mecánicas de juego, para los que un 'let's play' íntegro puede suponer un gran daño. Tanto como la piratería al cine y la música.
Es el caso de That Dragon, Cancer. Este videojuego independiente cuenta una dura historia, de forma interactiva; la historia de Joel Green, a quien se le diagnosticó un cáncer terminal con tan solo doce meses y que falleció con cuatro años de edad.
Sus padres (Ryan y Amy Green) convirtieron esta durísima experiencia en un videojuego en el que importa mucho más lo que se cuenta y cómo se cuenta, que la habilidad del jugador con el mando. No hay un mundo abierto por explorar o enemigos a los que superar, sino un drama lineal que descubrir con una narrativa diferente, más inmersiva, que lo que puede ofrecer una película o un libro.
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El creador del videojuego y miembro del estudio Numinous Games, Ryan Green, ha publicado un 'post' en el que habla del daño que pueden hacer los vídeos 'let's play' que muestran títulos como el suyo tal cual, de forma íntegra; vídeos que pueden sustituir perfectamente la experiencia de jugar en casos concretos como este y pueden dañar las ventas.
Green explica que el pequeño estudio "aún no ha visto un solo dolar de las ventas" de That Dragon, Cancer, a pesar de la notable popularidad que ha ganado en los últimos meses, tras su lanzamiento.
"That Dragon, Cancer fue creado por un estudio de ocho, y para muchos de nosotros fue un esfuerzo a tiempo completo, que llevó cientos de horas de trabajo" y "mucha inversión". "Sin embargo", cuenta Green, "subestimamos cuánta gente se sentiría satisfecha únicamente viendo nuestro juego, en lugar de jugándolo por sí mismos".
INGRESAR CON EL TRABAJO DE OTRO
En un primer momento, el estudio activó la reclamación de derechos en YouTube de la música de That Dragon Cancer, pero recibieron numerosas críticas de 'youtubers' que querían recibir ingresos por los vídeos que subían y criticaban que Numinous Games se lo estaba impidiendo. Green y sus compañeros se vieron obligados a retirar estas reclamaciones. "Así que, sí, 'gente que hace 'let's play', estoy de acuerdo con vosotros, apesta cuando otra persona ingresa dinero con tu trabajo", escribe el desarrollador con amarga sorna.
"Pagamos a Jon (Hillman, el compositor de la banda sonora de That Dragon, Cancer) para nuestro juego porque comprendíamos que necesitaba ser pagado para que invirtiese tiempo en crear esa música. Si alguien más usa su música sin su permiso, también creemos que debería tener el derecho de determinar las consecuencias. Y si hay ingresos generados por su uso, consideramos que él debería ser compensado".
El caso de That Dragon, Cancer (más concretamente, de los 'let's play' subidos que muestran todo el juego) representa muy bien la línea que no deberían cruzar los 'youtubers', la línea que separa la generación de contenido nuevo por el que el creador merece unos ingresos, de la piratería. Porque hay algunos juegos cuyas partidas grabadas, íntegras, sin editar para generar un auténtico contenido nuevo, pueden ser igualmente disfrutables como espectador y jugar resulta innecesario.
Los millones de visionados que tiene That Dragon, Cancer en Internet contrastan con una dura realidad para este pequeño estudio: no ha dado beneficios. "Si una fracción de aquellos que vieron vídeos 'let's play' o retransmisiones en Twitch nos hubiesen dejado 1 dólar en nuestra web (menos de lo que cuesta alquilar una película), tendríamos dinero suficiente para continuar nuestro trabajo y crear en beneficio de la comunidad de jugadores y de 'let's play'.
Y no es que en Numinous Games no crean que los vídeos 'let's play' sean malos en general; creen que pueden ser malos en casos muy concretos, como el suyo.
"Sentimos que la cultura 'let's play' añade valor a este medio. Y para videojuegos con un desarrollo más profundo o rejugable, puede beneficiar directamente a los desarrolladores", cuenta Green. "Hemos visto vídeos con imágenes dentro del juego y hemos visto el valor que esta comunidad está añadiendo a nuestro trabajo compartiendo por ellos mismos. La cultura 'let's play' es vibrante y creativa".
En este sentido, el creador de That Dragon, Cancer reconoce que "en lugar de violar derechos de autor", estos vídeos "pueden beneficiar especialmente a aquellos que hacen videojuegos competitivos o de mundo abierto". Sin embargo, continúa Green, "para cortas y relativamente lineales experiencias" como este juego, los 'let's play' "pueden satisfacer el interés de los jugadores, de forma que nunca irán a interactuar con el juego de una forma personal, tal y como era la intención inicial".
En relación a las reclamaciones por la música, Green recuerda que ya no están activadas y explica que la intención del estudio "no era forzar a nadie a que quitara sus vídeos, sino simplemente que Jon fuese capaz de recibir algunos ingresos por la banda sonora original del juego en la que puso su corazón".
VÍDEOS QUE NO SE LIMITEN A REPRODUCIR
"Hemos permitido que nuestro contenido, el fruto de nuestro sudor y nuestras lágrimas, fuese usado por los creadores de vídeos 'let's play' para crear contenido de forma gratuita y están recibiendo pequeñas cantidades de ingresos por publicidad gracias a ello".
"Lo que estamos pidiendo es que nos devolváis ese favor creando vídeos que no se limiten a reproducir íntegramente nuestro contenido con mínimos comentarios, sino que utilice porciones de nuestro contenido como contexto para que compartáis vuestras propias historias y comenzar conversaciones con vuestros espectadores".
"También os animamos a enlazar con nuestra web y animar directamente a los espectadores a apoyar nuestro trabajo financieramente, ya sea comprando el juego o donando un dolar o dos a nuestro estudio si creen que lo que hicimos tiene valor. Este pequeño gesto nos permitirá seguir trabajando".
El problema tiene difícil solución porque tal y como están las cosas, estos ingresos dependen de la buena voluntad de los jugadores y espectadores, que pueden ser espectadores de That Dragon, Cancer, en lugar de pagar por él. Y, como muchos artistas dicen: ¿quién va a pagar un euro por algo que puede conseguir gratis?
¿TIENE SOLUCIÓN?
Está claro que no todos los videojuegos son iguales y, tal y como dice Green, hay algunos a los que les vienen muy bien los 'let's play' y a otros a los que les puede hacer mucho daño. Una partida del multijugador de GTA o incluso de una aventura de acción no será igual de un jugador a otro y tampoco tiene por qué quitar las ganas a nadie de jugar; pero volcar un videojuego como That Dragon, Cancer sin editar, íntegro, es tan dañino como colgar una película pirata en Internet.
¿Qué solución tiene este problema? Pues es complicada. Desde luego, no pasa porque todos los contenidos generados por 'youtubers' de videojuegos sean monetizados por las compañías de videojuegos, tal y como querían muchas de ellas hace algún tiempo. Hay un gran trabajo en YouTube y allí se crean contenidos que son totalmente genuinos o irrepetibles, de unos 'youtubers' a otros.
Seguramente lo que más sentido tiene es que las compañías editoras y desarrolladoras de videojuegos reclamen derechos de autor de los 'let's play' con sentido y que eso no sea visto por la comunidad de 'youtubers' como un ataque contra ellos. Que no se permita subir 'let's play' de videojuegos y experiencias eminentemente narrativas íntegras y sin editar, pero sí de otros muchos juegos, como 'sandbox', juegos deportivos, arcade, acción, carreras...
Porque los 'let's play' de videojuegos como That Dragon, Cancer, solo serán positivos para los desarrolladores cuando se haga un uso "justo" de esa obra, tal y como lo define la biblioteca de la Universidad de Stanford: "cualquier copia de material protegido por derechos hecho con un propósito limitado y 'transformador', como añadir comentarios, criticar o parodiar".