MADRID 1 Dic. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la NASA han señalado que los polos magnéticos de la Tierra han cambiado "muchas veces" a lo largo de su vida, lo que demuestra que no supone un peligro para el Planeta. Con este estudio, los expertos han querido tranquilizar a la población de los continuos rumores que nacen sobre las 'terribles consecuencias' de un intercambio de los polos magnéticos.
Según han explicado, hace 800.000 años lo que hoy en día se llama Norte era el Sur y no sólo ha ocurrido una vez. Así, han señalado que la Tierra ha sufrido numerosas inversiones de los polos en los últimos 20 millones de años, con un patrón de comportamiento de entre 200.000 y 300.000 años. Sin embargo, los estudios han indicado que ahora hace más de 700.000 años que no se produce una inversión.
Una inversión no ocurre de manera limpia como "una voltereta del planeta perfecta", han indicado los científicos, que han explicado que es un proceso que ocurre a lo largo de cientos o miles de años. Concretamente, los campos magnéticos de los polos se van transformado a raíz de ir empujando y tirando el uno del otro, con múltiples polos emergentes en latitudes extrañas durante todo el proceso.
Para estudiar estos fenómenos, los científicos pueden recurrir a los sedimentos del fondo de los océanos profundos ya que en ellos se pueden medir los cambios magnéticos de polaridad. El campo magnético de la Tierra determina la magnetización de lava de la grieta del Atlántico medio. A medida que la lava se solidifica, se crea un registro de la orientación magnética de los últimos campos.
Se han registrado fósiles de hace 780.000 años, la última vez que se produjo un cambio drástico de polos (un acontecimiento conocido como la inversión Brunhes-Matuyama), y no muestran cambios drásticos en la vida vegetal o animal. En los sedimentos de este período tampoco se detectan cambios en la actividad de los glaciares, en base a la cantidad de isótopos de oxígeno de las muestras.
Para los científicos, estos datos prueban que una inversión de la polaridad no afectaría el eje de rotación de la Tierra, ni a la inclinación de dicho eje ya que sino tendría un efecto significativo
sobre el cambio climático y la glaciación.